El Arena da Baixada cuenta con esta superficie desde el 2016 y exige otro tipo de pelota y botines para jugarla. San Lorenzo se juega su futuro en la Libertadores en una superficie desconocida.

“Salvo con mis amigos nunca jugué en un lugar así, je”, bromeó Nicolás Navarro arquero del Ciclón, previo a disputar lo que será uno de los encuentros más importantes de su carrera.

Y es que, a pesar de ser de categoría mundialista y uno de los escenarios deportivos más completos del continente, el estadio en donde hace de local el Atlético Paranaense cuenta con una particular superficie de césped artificial avalado por la FIFA que permite una circulación más rápida de la pelota, al mismo tiempo que se incrementa el riesgo de lesiones.

No obstante, la preferencia de sus jugadores por esta superficie ha llevado a sus dirigentes a pelear por utilizarla por lo menos hasta el 2018, en donde por reglamento tendrán que volver al césped natural.