En San Diego, Estados Unidos, hace 40 años nacía un deporte que en poco tiempo lograría captar la atención de millones de personas en todo el mundo, sean deportistas o no. Fue el 25 de septiembre en el San Diego’s Mission Bay, la primera vez que una competencia oficial incluía la natación, el running y el ciclismo en una misma disciplina.

Pocos años después aparecía el ya mítico Ironman de Hawai y en el 2000 llegó su momento en los Juegos Olímpicos de Sidney, pero estas cuatro décadas de triatlón esconden grandes campeones, hazañas y una innumerable cantidad de hombres y mujeres que no tenían relación alguna con el deporte que encontraron un estilo de vida diferente y rápidamente se convirtieron en un grupo de interés a considerar.

Una de las claves en el crecimiento del triatlón es en la captación que tiene en otros ámbitos. Se calcula que el 55 por ciento de los triatletas provienen del running. Sin embargo, también hay una gran porción que llegó al triatlón desde las oficinas y lugares de trabajo. ¿Cómo es esto? Muchas empresas apoyan este tipo de actividades y además suelen ser un buen punto de networking.

Un estudio de la Triathlon Industry Association de Inglaterra reveló que el 83 por ciento de los triatletas británicos tienen los niveles más altos en formación académica y suelen ser mejores remunerados que los que no practican este deporte, teniendo de promedio un salario de 45 mil libras esterlinas, unos 72 mil dólares.

La posibilidad de desafiar los propios límites, mejorar la calidad de vida, relacionarse con pares de diferentes lugares y la experiencia de viajar son grandes ventajas del triatlón, que lo hacen un deporte en constante crecimiento, de hecho este mismo informa calcula que 2/3 de los triatletas inviertan lo mismo o más dinero en el deporte y el tercio restante planea aumentar entre un 10 y 20 por ciento. En lo que a bicicletas se refiere, se afirma que el triatleta británico promedio invirtió £1500 (U$S2400) en su bicicleta y que se estima que para su próxima aumente un 27 por ciento.

Nadar, correr, pedalear. Tres verbos diferentes pero que tienen un mismo significado: la calidad de vida.