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Fiebre olímpica

Fiebre olímpica
Viernes 29 de Julio de 2016
Del 5 a 21 de agosto, el mundo estará con sus ojos en Río de Janeiro. Mucho mejor, claro, la pasarán quienes puedan estar en la Cidade Maravilhosa para vivir los primeros Juegos Olímpicos de la historia en Sudamérica.

Si bien Río sufrió muchas críticas por las demoras en las obras, e incluso a días del inicio la Villa Olímpica demostró no estar en las mejores condiciones, seguramente todo esto se compensará con una gran alegría por parte del pueblo carioca por recibir a más de diez mil atletas de doscientos seis países y a otros miles de fanáticos del deporte.

Esta fiebre olímpica se trasladará también a cada país, a cada casa y a cada televisor, o teléfono inteligente, sin dudas, que seguirán bien de cerca lo que ocurra con sus deportistas.

Una fiebre olímpica que hará, al menos en el caso de quien escribe, que desde una preliminar de canotaje, hasta la final de los 100 metros llanos, pasando por los siempre populares fútbol, básquet y vóley, todos los deportes despierten interés de ser visto.

Los deportistas cerrarán en Río una preparación de cuatro años, y de toda una vida, y en muchos casos dependerá de cómo se levanten ese día para saber si todo ese esfuerzo y sacrificio se ve recompensado con una medalla.

La fiebre olímpica será la misma que nos invite a celebrar como un título del mundo, una buena actuación de alguno de nuestros compatriotas. A ponernos contentos como si siguiésemos su carrera desde hace años. Y escribo “una buena actuación” porque para muchos de los deportistas ya participar de los Juegos Olímpicos es el premio en sí mismo. Qué decir si logran una medalla.

Pero claro, allí está el espíritu olímpico. En resaltar los valores del deporte, de la amistad, de la competencia sana.
El 5 de agosto se encenderá el pebetero olímpico del Engenhao y la fiebre olímpica ya está entre nosotros.