Columnistas

Obstáculos para los sistemas de Bike Sharing en Argentina

Obstáculos para los sistemas de Bike Sharing en Argentina
Viernes 12 de Mayo de 2017
Ya mucho se ha hablado sobre los nuevos sistemas de bicicletas compartidas, que están siendo furor en China.
Con empresas lideradas por chicos de veintipocos años, que ya han recibido inyecciones de capital por más de USD600M, la llegada de estos sistemas a mercados como el argentino enfrentan grandes desafíos.
Vamos a enumerar sólo algunos aspectos que veo como los más preocupantes y que por ahora impiden que estos sistemas se instauren en nuestro país.

Relación Público Privada

Muchos de estos sistemas (los menos avanzados de hecho), requieren estaciones de parqueo, para dejar o retirar las bicicletas. En Argentina, la disposición del espacio público para instalar estos “Parking Slots” es limitada. Además de estar en una zona gris sobre aspectos tales como la publicidad (que suele exhibirse en las bicicletas y en los parking slots), temas también como la circulación de peatones/vehículos, aspectos de seguridad (seguros), vandalismo, y otros.

Vandalismo y Robos

Si bien China no es un país para tomar en cuenta como referencia en cuanto a seguridad, orden y otros aspectos, sí lo es en cuanto al vandalismo en vía pública de bicicletas. Quizás sea por la mayor tradición que tiene este medio de transporte allí, pero la verdad es que volcar algunos miles de bicicletas dotadas con candados, GPS, neumáticos anti-pinchaduras, etc., en una ciudad como Buenos Aires, sería una garantía de vandalismo o robos de las bicis. Si bien, estas máquinas están preparadas para evitar éstos inconvenientes, es seguro que se pagará un porcentaje demasiado alto de bicicletas desaparecidas o vandalizadas.

Legalidad de las Bicicletas

Argentina tendría que fabricar localmente estas bicicletas, ya que la importación de modelos similares está virtualmente prohibida, por medidas que protegen a los ensambladores locales. Incluso así la importación de algunas partes para el ensamble local, también tendría algunas trabas que la empresa que quiera implantar un sistema de bicicletas compartidas de última generación tendrá que sortear.

Medios de Pago

Uno de los principales “features” de estos sistemas es que uno paga lo que realmente utiliza, ya sea por lapsos de tiempo, o por viajes, pero la “contabilidad” es precisa y muy flexible de modo que favorece al usuario. También es posible comprar abonos por un año por ejemplo.

Para las empresas que montan esos sistemas, el tiempo no usado (pero pagado) de las bicicletas es una ganancia importante, ya que si por ejemplo uno contrata una hora, y la usa sólo 45 minutos, entonces la empresa puede poner a disposición esa bici a otro usuario, habiendo quedado sin usar 15 minutos del cliente anterior. Esto multiplicado por miles de bicicletas y “saldos no utilizados”, generan ingresos marginales (y no tanto) para el prestador del servicio.

En este sentido, el avance de los medios de pago a través de smartphones y su interconexión con los medios de pago (Tarjetas de Crédito), también son un desafío a salvar por el prestador del servicio.

Idiosincrasia del Usuario

El “chiste” del sistema es que la bicicleta quede en la calle, a la espera del próximo usuario. Hemos visto en el sistema actual del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que los usuarios en muchos casos “se llevan” la bicicleta a sus casas, o las esconden en sus oficinas, lugares de estudio, etc.

Realmente un sistema de bikesharing moderno funciona en tanto y en cuanto existan bicicletas disponibles “todo el tiempo” y “en cualquier lugar”. La funcionalidad de “RESERVA” de la unidad debe hacerse mediante la aplicación que organiza el sistema, que no la liberará a otro usuario que no sea el que la tiene reservada/pagada.