Previo al inicio de LaLiga de España, el Deportivo Alavés y el Athletic de Bilbao se midieron en el marco del trofeo Euskal Herriko Kopa, tradicional partido amistoso de la región que por incesantes reclamos y una gresca generalizada de los jugadores terminó por suspenderse a dos minutos del desenlace.
La decisión fue tomada por el juez central del encuentro, Palencia Caballero, quien consideró un bochorno la situación que minutos antes lo involucró directamente, luego de que Alexis, del Alavés, pellizcara su rostro tras ser expulsado.
La hecatombe final estalló una vez que Óscar Romero arremetiera en contra de uno de sus rivales con una entrada violenta, desencadenando así la batalla campal, más allá de las advertencias por parte del colegiado.
Con la suspensión del partido, se retiraron todos del campo de juego y el título de ganador de la temporada quedó vacante por oficio.
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