A raíz de las últimas quejas de José Mourinho por intensificar el trabajo del departamento de captación del club, uno de los cazadores de talento fue encomendado a observar el encuentro entre Islandia y República Checa esta semana a fin de llevar a Manchester un informe completo.

No obstante al final de la jornada no solamente se perdió el informe, sino que también la inversión del club al notificar que el destino del viaje había sido equivocado. Con 8800 kilómetros de distancia entre el juego original y al que enviaron al emisario, la prensa local no dejó pasar la situación e hicieron eco de sus características durante toda la semana.

Resulta que el juego se desarrolló en Doha, Qatar y que el enviado especial había volado hasta Reykjavik, capital y sede habitual de encuentros islandeses.

Minutos después de conocerse la confusión, medios islandeses se animaron a poner paños fríos al asunto y a bromear con el emisario afirmando que “al menos no sufrió los 30 grados de calor del Medio Oriente”.

Al final, nunca se reveló el o los jugadores interesados por Mou en dicho encuentro pero sí se supo que el error le terminará por salir caro al enviado especial y a la dirigencia del equipo.

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