En el día de ayer el Inter de Milán visitó en el Camp Nou al FC Barcelona por la Fase de Grupos de la actual UEFA Champions League. Si bien el encuentro terminó a favor de los “Culé”, el encuentro significó la vuelta de Mauro Icardi al club donde hizo divisiones inferiores.
La historia del delantero del equipo italiano es parecida a la de muchas otras familias argentinas que debieron dejar el país tras la crisis financiera de 2001. Mauro, que tenía nueve años en aquel entonces, emigró a Islas Canarias con sus padres, donde comenzó a jugar al fútbol en un club llamado Unión Deportiva Vecindario.
Tras ser figura en aquel club, los ojeadores del Barcelona pusieron sus ojos en él y le realizaron una oferta a su familia, por el chico que en ese entonces tenía 15 años. Al ser menor de edad el club catalán le ofreció un contrato no laboral por seis años. Pero desde su llegada, jugador rosarino nunca se sintió cómodo en el club. Solo se lo pudo ver contento cuando se cruzó por los pasillos a otro jugador argentino que era su ídolo en aquel momento, Maxi López.
Tras algunas temporadas jugando en las inferiores del FC Barcelona, Icardi decidió irse a préstamo en 2011 a la Sampdoria. El propio jugador se expresó años después sobre la decisión que tomó en aquel momento. “El juego del Barcelona era muy diferente a mis características y optamos por cambiar al fútbol italiano, que es el que más se adapta a mí”, dijo Icardi.
Con los siguientes años del Barcelona como equipo, se puede comprobar que la decisión del jugador fue la acertada, ya que la posición del 9 fue relegada para adaptar el sistema de juego a un jugador desequilibrante como lo es Lionel Messi.