La llegada de Diego Maradona a la Segunda División del fútbol mexicano le supuso no solamente una calidad bienvenida, sino también un impacto impensado en la esfera del fútbol centro y norteamericano, especialmente en la región de Culiacán.

Con no más de 15 años de existencia, los Dorados resurgieron en su lucha por ascender a la Liga MX de la mano de uno de los mejores jugadores de la historia del fútbol mundial y personaje público en todo el mundo.

Varias transmisiones televisivas le dedican una cámara exclusiva al entrenador mientras se desarrolla el encuentro y las ventas por merchandising rompen todos los récords históricos entre los comerciantes.

No obstante, existe otra pasión paralela al fútbol en Culiacán que se roba todas las miradas cada fin de semana y es el béisbol, en donde los Tomateros de Culiacán deslumbran por su historia, popularidad y títulos locales e internacionales.

Fundados mucho antes que los Dorados, en 1965, el Guinda acumula en total 11 campeonatos de la Liga Mexicana del Pacífico y dos Series del Caribe y cada fin de semana recibe a miles y miles de espectadores en sus largas jornadas de encuentro.

“En casi todo México el deporte más popular es el fútbol pero aquí y en el resto de la Baja California (costa del Pacífico) lo que nos motiva es el béisbol. Los chicos lo juegan en las calles tanto como el fútbol y el estadio de Tomateros se llena durante la temporada. Quizás esta fiebre sea por la cercanía a los Estados Unidos, no sabría explicarlo. La llegada de Maradona causó estragos entre los aficionados al fútbol pero, por ahora, la mayoría va por el beis”, confiesa Héctor Parra, fotógrafo y antropólogo de Culiacán, en dialogo con Infobae con relación a un fenómeno que en Centroamérica cuenta con todo el apoyo.

Fuente: Infobae

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