Con tan solo 19 años y un nivel de tenis excepcional que le permitió meterse entre los 50 mejores jugadores del mundo, Guillermo Coria fue suspendido de sorpresa por la ATP en diciembre del 2001, luego de que un control antidopaje arrojara el consumo de nandrolona previo a uno de sus partidos.

La sanción que inicialmente fue de dos años, terminó por ser reducida a siete meses luego de que se comprobara que los medicamentos que consumió el tenista habían llegado contaminados desde el laboratorio y no existía la más remota posibilidad de que el jugador o su cuerpo técnico lo supieran.

De este modo, el Mago procedió con una fuerte demanda hacia el laboratorio correspondiente, obteniendo así un considerable arreglo económico años más tarde.

Según el estudio de abogados que se encargó del caso, la reducción de la sanción se debió gracias a que se probó que Coria no sabía de la presencia de dicha sustancia en lo que consumió, se corroboró que lo medicamentos habían venido contaminados y no había forma de enterarse por parte de su cuerpo médico correspondiente.