Representar a tu país en un Juego Olímpico es uno de los sueños que todos los deportistas tienen cuando desarrollan su actividad. La natación es uno de los deportes que más expectativa atraen en cada cita olímpica y que más se practica en Argentina.
Deporte que necesita del esfuerzo de quien lo practica, con turnos de entrenamientos que se deben acomodar mientras los estudios se continúan. Este es el deporte que eligió José Meolans y al cual representó en 4 Juegos Olímpicos.
“Pepe”, como lo llama su familia y sus amigos más cercanos conversó con Maxi Palma a través del Instagram LIVE de Marketing Registrado y se refirió, entre tantos otros temas, a lo que significó para él este deporte, lo importante que es que la familia acompañe, el presente de la natación argentina y el error que cometió en Atenas 2004.
“Cada deportista va haciendo su camino y en ese recorrido te vas planteando diferentes desafíos. Lo importante es que nunca hay que perder de vista la superación personal. La natación no es un deporte que elegís por la plata. Llegás a un punto en el que pensás en la gloria, en llevar al país a lo más alto cuando te toca representarlo y en mejorar tiempos. Y si eso después te sirve para que el deporte tome mayor dimensión en los medios y sea más conocido, mucho mejor. En parte, los referentes deportivos tratan de que eso suceda, de poder llegarle a la gente y de que haya más inserción de niños y adolescentes en cada una de las disciplinas”, comentó Meolans.
Además, agregó: “Me ha tocado una familia que siempre me acompañó desde cerca. Eso lo tengo que destacar porque para mí la familia es el motor para que los chicos hagan deporte, pero no desde la imposición sino desde el convencimiento y el acompañamiento. Desde ese lado tiene que estar presente la familia cuando llevan a sus hijos a hacer deporte”.
Campeón del mundo en los 50 metros libres de pileta corta del Mundial de Natación que se llevó a cabo en Moscú 2002, Meolans se convirtió en uno de los puntos más altos del deporte de cara los próximos Juegos de Atenas 2004. Pero allí no pudo competir al nivel que hubiera querido.
“Yo cometí un gran error en Atenas 2004. Me colgué la medalla antes de competir y me terminé convenciendo de eso y fue lo peor que pude hacer, porque en todas las semanas previas con la cantidad de veces que fui nadando la carrera en mi cabeza, realmente llegué sin energía a la competencia. Con una gran preparación pero desequilibrado totalmente en el plano emocional”, dijo.
“Tenía todas las expectativas de estar en una final de Juego Olímpico en Atenas 2004 pero fallé. Eso es lo que tiene una competencia como esta, cuatro años más tarde ya había pasado mi tiempo. No podía pensar en Beijing 2008 porque me agarraba en una edad donde ya estaba en mis últimos meses de carrera. Mi momento era sin duda en Atenas y terminó siendo Sidney 2000, que lo competí con 22 años”, agregó.
Hoy, desde su Córdoba natal, abocado a ver crecer a sus hijos y a dedicarse al ciclismo como deporte recreativo y a dar clínicas deportivas por todo el país, ve con muy buenos ojos el presente y el futuro de la natación argentina. “Me parece que Delfina Pignatiello ya tiene experiencia suficiente. Al escucharla hablar la veo muy centrada para la edad que tiene. Tiene claridad pensando en un futuro auspicioso y largo por recorrer. Un camino que recién comienza”, comentó.
También tuvo un tiempo para destacar a los deportistas más importantes de Argentina y a los que le causaron asombro al cruzárselos en algún Juego Olímpico: “Sin duda Ginóbili ha sido uno de los mejores deportistas que ha tenido nuestro país en toda la historia. Es muy difícil elegir uno entre todos los que han representado tan bien a la Argentina, porque nadie puede desmerecer la carrera de nadie. Por suerte con muchos de los mejores me ha tocado compartir una Villa Olímpica, como Messi, Pareto, Curuchet y Crismanich”.
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