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El domingo pasado el Estadio Wembley fue testigo de cómo las jugadoras inglesas se imponían por 2 goles a 1 a sus pares alemanas en la final de la Eurocopa, y unos 87.200 espectadores confirmaron el aumento de popularidad que está viviendo el fútbol femenino. La mayor asistencia en la historia de una final de Eurocopa, que es cierto, tuvo sus entradas a un precio razonablemente más económico que lo que comúnmente cuesta una final masculina.
Aunque estemos ante números históricos, aún quedan muchos aspectos pendientes a desarrollar y subsanar dentro del fútbol femenino, y es que, a pesar del crecimiento exponencial que este ha tenido en los últimos años, la valorización y sobre todo la brecha salarial entre jugadores y jugadoras sigue siendo muy amplia.
Tomando el caso de la reciente Eurocopa, las jugadoras inglesas recibirán 55.000 Libras cada una como bonificación por campeonar, en un total de 1, 3 millones de libras, bastante menos que los 5 millones que hubiera recibido el futbol masculino de haberse consagrado en la edición pasada del torneo europeo.
En lo individual las diferencias son abismales. La capitana de Inglaterra, Leah Williamson, ganó 200.000 libras la temporada pasada, y si bien es un salario que supera por 8 el salario promedio británico, está muy lejos de los 200.000 semanales que percibe el goleador inglés Harry Kane.
¿A qué se debe tanta diferencia? El punto a observar está en la cantidad de dinero que aportan los clubes al salario de sus jugadores, y en la facturación que perciben gracias al equipo en cuanto a la venta de entradas, los derechos de transmisión y los acuerdos comerciales de patrocinio. Siguiendo con los ejemplos del fútbol inglés, el equipo masculino del Manchester City facturó 571 millones, mientras que el femenino sólo 2,9 millones de libras.
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Según las estadísticas de Deloitte, en el fútbol masculino la venta de entradas representa un aproximado del 15% de los ingresos y el restante se divide en derechos de TV y patrocinios. En cuanto a la asistencia, es importante destacar que el promedio de un partido de Premier League se encuentra en los 39.000 espectadores mientras que la Women´s Super League alcanza una audiencia de 1931 por promedio por partido.
Cuando se trata de emisoras, la Premier League atrae un estimado de 10.000 millones de libras con sustanciales ganancias del extranjero, y la Women´s Super League tan sólo 8 millones al año.
Son cifras, datos duros, que no intentan justificar sino quizás entender que es lo que sucede con la injusta brecha salarial entre el fútbol masculino y femenino. Sin embargo, la relativa juventud del fútbol femenino profesional y la creciente popularidad de las Campeonas de Europa, debería empezar a traducirse en más y mejores patrocinios y acuerdos televisivos.
Un primer paso camino a la igualdad salarial fue dado por las federaciones de Estados Unidos y Australia, donde los integrantes de ambos de sus seleccionados tendrán el mismo sueldo, cifra que igualmente se ve modificada por varios de los temas que exceden a la misma federación y generan ingresos de dinero.
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