Los últimos campeones de la Champions League viven una situación insólita, a raíz de la sanción del Reino Unido a Roman Abramovich, presidente del Chelsea desde el 2003, que provoca que todos los gastos extras del club inglés no estén autorizados a abonarse, debido a que las cuentas están congeladas y todos los movimientos están monitoreados por el gobierno, que tiene el club intervenido hasta el 31 de mayo.



Por lo que son los propios jugadores blues quienes se están haciendo cargo de los todos los gastos de traslado y alojamiento, según confirmaron medios británicos.

A su vez, desde que Abramovich no está en el cargo de presidente, ya puso en venta al club y ahora está en manos del Raine Group, quiénes se encargan del proceso de venta y están analizando las mejores propuestas, cientos de empleados se quedaron sin trabajo al depender de las empresas del magnate ruso, confirmó Marca.

Sin embargo, pareciera que en términos deportivos está crisis institucional no afectaría, pero el Chelsea, en este momento y hasta confirmar nuevo dueño, no puede renovar contratos y está imposibilitado a comprar y vender jugadores.