Hubo un tiempo en el que existía un campeonato que nucleaba a las selecciones de la Unión Caribeña de Fútbol y le otorgaba la chance al campeón de disputar la Copa de Oro de la CONCACAF, la confederación que nuclea a los países de América del Norte y Centroamérica.

En 1994, le tocó el turno a Trinidad y Tobago de organizar el certamen de la Copa del Caribe, albergando un torneo de ocho seleccionados. Una de las reglas más curiosas del torneo fue la que no admitió que en la fase de grupos exisitieran los empates. Para facilitar esto, se puso en juego la posibilidad del “Gol de oro”, pero también se puso en funcionamiento la idea de que los goles anotados por esta forma valdrían el doble, para que no hubiera problemas en la diferencia de gol.

Hasta aquí todo parece sencillo pero todo se complicó cuando en la última fecha del grupo A, la Selección de Barbados necesitaba ganar por una diferencia de dos goles o más de diferencia ante Granada. Esta última selección y Puerto Rico tenían cada una tres puntos, mientras que Barbados todavía no había logrado sumar ninguna unidad.

A falta de tres minutos para que terminara el partido, Barbados ganaba por 2 a 1, pero el resultado no le alcanzaba para lograr la clasificación. En ese momento, el defensor Terry Sealey, tuvo un instante de brillantez y se dio cuenta de que si convertía un gol en contra, el partido iría a alargue y allí tendrían la chance de convertir un gol que sumaría doble y les daría la clasificación.

Sealey se fue acercando hacia su arco y luego de avisarle a su arquero pateó la pelota a su propia portería y convirtió el 2 a 2. Si bien primero los jugadores de Granada se quedaron sosprendidos, luego se dieron cuenta de lo que había conseguido el defensor de Barbados. En ese momento, los propios jugadores de Granada comenzaron a atacar rumbo a los dos arcos, con tal de conseguir un gol, ya que si convertían un gol en su propio arco perdían, pero clasificaban igual. Mientras que si hacían un gol en el arco de Barbados, ganaban y conseguían sumar tres puntos más.

Nada de todo esto sucedió y el partido terminó yendo al alargue. Incluso, los jugadores de Barbados lograron su cometido y consiguieron el gol que les dio la clasificación con tres puntos y un gol a favor.

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"Siento que me hicieron trampa. La persona que inventó estas reglas es un candidato para un loquero. El partido nunca se debería haber jugado con tantos jugadores corriendo para todos lados, confundidos. Nuestros jugadores no sabían para dónde atacar. Nunca vi algo similar. En el fútbol, hay que hacerle goles al rival para ganar, no en contra", comentó el director técnico del equipo derrotado, James Clarkson.

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