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Correr después de los 40 años

Correr después de los 40 años
Miércoles 4 de Marzo de 2015
La experiencia que te dan los años en el running, te hará metódico y podrás lograr tus objetivos de una forma más relajada y segura.

Correr es una de esas distracciones significativas que hacen nuestra existencia más interesante y estimulante mejorando significativamente la calidad de nuestras vidas.

Los corredores somos conscientes del proceso de envejecimiento: comienzo un poco más lento en las mañanas, padezco unos cuantos dolores y aflicciones de vez en cuando, la cicatrización de las heridas es más lenta, etc; síntomas estos propios de que ya pasamos la barrera de los 40.

La recuperación de un fuerte entrenamiento no se logra tan rápido como antes y se siente varios días después.
Los beneficios de la madurez es el incremento de la concentración, somos capaces de empujar con más fuerza en todas las áreas de nuestra vida y en sentido del entrenamiento, impulsamos nuestro cuerpo más allá de la fatiga. Nos sentimos más cansados cuando nos agotamos y la recuperación requiere más tiempo. También, generalmente, existe mayor presión en nuestras vidas, el trabajo, la familia, etc, que se agrega a las dificultades de correr y al tiempo de recuperación.

También se cree que comer en exceso o el abundante consumo de elementos grasos, conducen a bajo rendimiento. Las ventajas de mayor descanso y comer ligero son más importantes al paso de los años.
Tomado del “Libro del Corredor”. Jeff Galoway.

EMPEZAR O VOLVER A CORRER…

¿Cuántas personas conocemos que han empezado a aficionarse al mundo del running después de cumplir 40 años? Los motivos pueden ser múltiples, desde el deseo de volver a tener una buena forma física hasta bajar de peso, liberar tensiones o adquirir hábitos de vida más saludables.

Sin embargo, son varias las cuestiones que tendremos en cuenta antes de salir a correr:

1- Es importante consultar antes al médico de confianza. Un electrocardiograma e incluso una prueba de esfuerzo permiten que estemos seguros de que podemos realizar la actividad física y el running, pero sobre todo, despejan cualquier duda al respecto.

2- Cuidar la calidad del equipamiento que permiten que los corredores de cualquier nivel practiquen su deporte con la máxima comodidad y seguridad.

Respecto a las zapatillas, hay que elegir un modelo en función del tipo de pisada, peso, exigencia y de las características del terreno de entrenamiento (asfalto o tierra). En cuanto a la ropa, prioriza los llamados materiales técnicos, que garantizan un buen aislamiento térmico al tiempo que aseguran un buen control de la temperatura corporal.

3- Es importante que cuando empieces a correr lo hagas progresivamente. Al principio, prueba con trayectos cortos y a ritmo lento. Sólo hay que tener en cuenta el kilometraje semanal que no debe aumentar de manera demasiado brusca. Respeta unos incrementos escalonados de alrededor del 10% para evitar lesiones.

Algunos consejos:
- Alternando trote y marcha rápida es una buena manera de aumentar la duración de los entrenamientos sin generar fatiga ni malas sensaciones durante el esfuerzo.
- Cambia regularmente de recorrido para evitar la rutina y el aburrimiento.

4- Sé constante, si no puede ser diario (sobre todo en un primer momento), al menos tiene que ser regular. En general, se considera que 3 estímulos semanales son un buen punto de partida. Intenta variar los entrenamientos, por ejemplo:
- Sesión de 50 minutos de running suave, que puedas mantener una conversación.
- Sesión de 45 a 50min en total: 20 minutos de entrada en calor, 10 minutos de running (lento y cada vez más rápido) alternando 30 segundos rápidos con 30 segundos de marcha rápida o trote si estamos bien de aire y para terminar, por supuesto, 15/20 minutos de vuelta a la calma y estiramientos.
- Sesión de 40 minutos en total: 20 minutos de entrada en calor, 10 minutos a un ritmo sostenido que no permitan mantener una conversación y al terminar, 10 minutos de vuelta a la calma y estiramientos correspondientes.

Existe evidencia creciente de que podemos influir en el proceso de envejecimiento mediante hábitos sanos y no sólo tenemos mejor oportunidad de vivir más tiempo, sino que también podemos mejorar significativamente nuestra calidad de vida.