Tanto la pesca como el ciclismo no son precisamente las disciplinas más populares en nuestro país.

Típicamente se transmiten de generación en generación de padres a hijos, o de abuelos a nietos. Difícilmente se pueden encontrar casos en los que un niño comience a practicar alguna de estas actividades de motu proprio, y cosa aún más difícil es encontrar el ámbito adecuado para llevarlo a que se instruya y sea bien guiado.

La creación de entornos adecuados es necesaria, tanto para la pesca como para el ciclismo. Dentro de estas estructuras, la correcta orientación tanto en posibilidades como en valores propios de la disciplina.

Ambas actividades poseen una vasta historia y un archivo cargado profundos valores, éticos y de comportamiento, que sólo se pueden aprender en una Escuela, o bien a costo de largas jornadas de prueba y error, con los riesgos y costos que esto implica.

Revalorizar a las Escuelitas de Pueblo, apoyarlas, colaborar con ellas, serán nuestro mejor legado para la actividad que amamos practicar. Y, en el momento en que corresponda, enviar a nuestros hijos a éstas Escuelitas, permitirá que nuestros alumnos más preciados nos superen.