Viernes 7 de Noviembre de 2025
Tras más de 90 años de historia, el mítico estadio San Siro dejó de ser propiedad del municipio de Milán y pasó oficialmente a manos de los dos grandes clubes de la ciudad: el Inter y el AC Milan. La operación se concretó el pasado miércoles 5, cuando ambas instituciones finalizaron la compra del estadio y sus alrededores por un monto total de 197 millones de euros.
El acuerdo, que contó con el apoyo del gobierno local, incluyó una contribución pública de 22 millones de euros destinada a obras esenciales, entre ellas la renovación del túnel Patroclo —ubicado detrás del estadio— y la descontaminación del terreno donde se levanta el histórico recinto. De esta forma, se pone fin a una era de gestión municipal, dando paso al control total por parte de los clubes, en un movimiento que refleja la ambición de modernizar el fútbol milanés.
La firma del contrato se llevó a cabo contrarreloj: si la operación no se concretaba antes del 10 de noviembre, la segunda grada del estadio habría sido protegida por una ley de conservación histórica, impidiendo su demolición y complicando los planes de renovación. Esta urgencia añadió relevancia al acuerdo, ya que el proyecto del nuevo estadio depende de la posibilidad de intervenir en las estructuras actuales de San Siro, algo que ahora los clubes podrán hacer libremente.
El plan contempla mantener y modernizar parte del actual San Siro, al tiempo que se construye un nuevo estadio de última generación junto a él. Los estudios Foster + Partners y Manica lideran el diseño del futuro complejo, que se perfila como un nuevo ícono arquitectónico de Milán. Según Inter y Milan, el objetivo es crear un centro deportivo y cultural multifuncional, sustentable y accesible, que revitalice la zona y fortalezca el crecimiento a largo plazo de ambas instituciones. Los propietarios de los clubes, RedBird y Oaktree, subrayaron que esta transformación será clave para asegurar un futuro competitivo y sólido tanto para el fútbol milanés como para el deporte italiano.
El acuerdo, que contó con el apoyo del gobierno local, incluyó una contribución pública de 22 millones de euros destinada a obras esenciales, entre ellas la renovación del túnel Patroclo —ubicado detrás del estadio— y la descontaminación del terreno donde se levanta el histórico recinto. De esta forma, se pone fin a una era de gestión municipal, dando paso al control total por parte de los clubes, en un movimiento que refleja la ambición de modernizar el fútbol milanés.
La firma del contrato se llevó a cabo contrarreloj: si la operación no se concretaba antes del 10 de noviembre, la segunda grada del estadio habría sido protegida por una ley de conservación histórica, impidiendo su demolición y complicando los planes de renovación. Esta urgencia añadió relevancia al acuerdo, ya que el proyecto del nuevo estadio depende de la posibilidad de intervenir en las estructuras actuales de San Siro, algo que ahora los clubes podrán hacer libremente.
El plan contempla mantener y modernizar parte del actual San Siro, al tiempo que se construye un nuevo estadio de última generación junto a él. Los estudios Foster + Partners y Manica lideran el diseño del futuro complejo, que se perfila como un nuevo ícono arquitectónico de Milán. Según Inter y Milan, el objetivo es crear un centro deportivo y cultural multifuncional, sustentable y accesible, que revitalice la zona y fortalezca el crecimiento a largo plazo de ambas instituciones. Los propietarios de los clubes, RedBird y Oaktree, subrayaron que esta transformación será clave para asegurar un futuro competitivo y sólido tanto para el fútbol milanés como para el deporte italiano.
