En el marco de una nueva fecha de la segunda división rumana, Stefan Blanaru, atacante del Hermannstadt se convirtió en el principal protagonista del partido y de la fecha tras anotar dos de los goles con los que su club superó al Oradea y ser el autor de una de las celebraciones más originales del año.
A falta de diez minutos para el final del partido, Blanaru cruzó su remate hacia el palo izquierdo del portero, marcando el 3 a 0 parcial y desatando así la algarabía en el estadio y suya propia ya que segundos después de marcar, Stefan se acercó corriendo a una de las tribunas en donde -gracias a la complicidad de los empleados del club- ingresó y mimetizándose con el público aplaudió su propio gol entretenidamente.
Atónitos de lo que estaba pasando, varios niños se sumaron al festejo detrás del delantero, quien minutos después fue amonestado y tras marcar el cuarto y último gol del encuentro se limitó a festejar con un tímido movimiento de brazos.