El mapa del tenis mundial está por cambiar. La ATP confirmó la creación de un nuevo torneo Masters 1000 en Arabia Saudí, previsto para 2028, lo que marcará la primera expansión de esta categoría en 35 años. Aunque aún no hay una fecha exacta para su debut, el presidente del circuito, Andrea Gaudenzi, adelantó que se jugará “a comienzos de la temporada”, con febrero como mes más probable, inmediatamente después del Abierto de Australia.

El nuevo Masters será financiado por el Fondo de Inversión Pública (PIF), brazo económico del gobierno saudí, a través de la empresa SURJ Sports Investment, que busca consolidar al reino como un actor central en la industria global del deporte. Según fuentes del sector, la organización del torneo implicará una inversión inicial superior a los 500 millones de dólares, incluyendo infraestructura, derechos televisivos y premios récord, que podrían superar los 10 millones de dólares para el campeón, cifras similares a las del Masters de Indian Wells o Miami.

En términos de negocio, el acuerdo refuerza el posicionamiento de Arabia Saudí como un polo estratégico para los deportes de élite, con presencia creciente en el golf, el boxeo, el automovilismo y el fútbol. En el tenis, el país ya alberga las Finales Next Gen ATP en Yeda y las Finales de la WTA en Riad, además de patrocinar los rankings ATP y WTA, consolidando una red de alianzas sin precedentes.

Sin embargo, el anuncio llega en medio de controversias políticas y éticas. Leyendas como Chris Evert y Martina Navratilova criticaron públicamente la decisión de la ATP por los vínculos con un país cuestionado por sus políticas hacia las mujeres y la comunidad LGBTQ+. Gaudenzi respondió que la expansión busca “globalizar el tenis sin excluir regiones emergentes”, destacando los beneficios económicos y el crecimiento de audiencias en Medio Oriente.

Más allá del debate ético, el nuevo Masters representa una jugada comercial de alto impacto: fortalecer la presencia del tenis en el Golfo, diversificar los ingresos de la ATP y atraer nuevas marcas a un mercado con gran poder financiero. La posibilidad de que el torneo se convierta en mixto, combinando hombres y mujeres en un mismo evento, también se evalúa como parte de una estrategia para duplicar el valor comercial y el atractivo televisivo.