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Escudo, identidad y pertenencia

El valor de los símbolos de los cubes de fútbol, tanto en nuestro país como en Europa, se han modernizado con la intención de reconstruir la marca destacando los valores de la historia y de la pasión. Por Pablo N. Ruiz.
Martes 11 de Noviembre de 2014
¿Existe mejor manera de representar a un club de fútbol que mediante su escudo? Desde chicos, el escudo de nuestro equipo simboliza el amor por los colores. Por lo tanto, ¿quién no lo garabateó en el margen una hoja en blanco, en una pared o en un pupitre de la escuela?

En la antigüedad, el uso generalizado de los escudos como señal distintiva, se remonta a la Francia de finales del siglo XI (con motivo de las cruzadas) y luego se extendió al resto de Europa. Con el objetivo de ser reconocidos por sus súbditos, los jefes que encabezaban las expediciones introdujeron, como costumbre, el uso de pintar en sus estandartes el emblema que los representaban. Con el paso del tiempo, en muchos casos, estas insignias comenzaron a ser hereditarias en las familias.

Hoy, el escudo es la marca tattoo por excelencia. Sin dudas, es el símbolo de una pasión, un límite de formas geométricas que concentra el sentimiento del hincha por su club. El escudo representa, identifica.

Imagen
En el último tiempo, los clubes de fútbol abrieron el juego y, tomando real dimensión del alcance de este tipo de simbología, recurrieron a escudos y monogramas utilizados en sus primeros años de vida e, incluso, crearon nuevos emblemas para celebrar aniversarios importantes que rememoran, por ejemplo, conquistas de torneos. En definitiva, desempolvar hechos del pasado es una manera auspiciosa de poner en valor la historia y más aún si estos episodios están inmersos dentro de un sistema gráfico propio de la institución.

En el fútbol moderno, los clubes adoptaron nuevas maneras de comunicar y la imagen institucional puede y debe funcionar como punta de lanza dentro de la comunicación del club: como buena generadora de sensaciones, esa imagen intentará lograr un ordenamiento a través de normativas plasmadas en un manual de identidad para fijar la utilización de la marca en distintos contextos, estableciendo paletas cromáticas, formas, fuentes tipográficas o modos de aplicación.

El mismo resultará ser material de consulta permanente para quienes lleven adelante la marca internamente y, también, para los licenciatarios oficiales, ya que establecerá lo que se debe hacer y lo que no. Y claro, en este escenario, el escudo será la estrella indiscutida. En el ámbito local, la mayoría de las entidades comenzaron a utilizar escudos representativos, usados entre 1915 y 1925. En la actualidad, algunos clubes aceptaron el desafío de renovarse, tras comprender que esta práctica, generalmente, tiende a encontrar el vínculo que permite mostrar modernidad, sin dejar de lado la rica historia de la institución.

Nuestros
Uno de los casos más recordados tiene a Boca Juniors como protagonista. En 1996, la institución le encargó al estudio Shakespeare el rediseño de su escudo, que fue reformulado en su morfología y redispuestas las estrellas que lo componen. En referencia al trabajo realizado, Ronald Shakespear recuerda que, en aquel entonces, fue a una reunión con la Comisión Directiva y les dijo a los dirigentes: “Está todo bien con los colores y las estrellas, aunque hay que hacer una grilla parar que se puedan agregar nuevas. ¿Pero en la cancha la gente grita CABJ? ¡No!, la gente le dice Boca”. Este dato, por demás significativo, seguramente ha sido tenido en cuenta algunos años después. En 2012, el club presentó su nueva marca, complementaria al escudo, que alude al nombre y no a las siglas. El isologotipo, desarrollado por la agencia BridgerConway, buscó impactar la pasión del hincha con un logo contundente, acompañado por la frase “la mitad más uno”.

Racing es otro equipo que realizó un restyling de su tradicional emblema. A comienzos de 2014, buscando consolidar su imagen de marca, el propio Departamento de Marketing del club desarrolló un escudo más moderno y agresivo, procurando que el mismo tenga un mayor impacto visual al ser comparado con el del resto de los equipos. El nuevo diseño incluyó, además, un cambio de tipografía, adoptando la misma que había implementado para su claim: “El primer grande”, que refiere a la reivindicación de la historia del club. La institución logró en la identidad traducida a través de la imagen, el objetivo a desarrollar: la reconstrucción de su marca.

Por su parte, River también buscó actualizarse. Si bien no puso de momento el foco en su escudo, acortó su firma institucional. Dejó de lado el “Club Atlético” y comunica solamente utilizando “River Plate”, y complementa con la frase: “el más grande”, la cual sufrió una ligera modificación. Si de los Millonarios hablamos, vale la pena recordar que en 1986, bajo la presidencia de Hugo Santilli, el club le había encargado al recordado dibujante Caloi la creación de un nuevo escudo, que se vio plasmado en la figura de un león emergiendo desde el estadio Monumental. Tiempo después, River retorno a su emblema de siempre.

Europa
El viejo continente siempre se caracterizó por marcar tendencias e indicarle al mundo el camino a seguir. Muchos clubes continentales rediseñaron su imagen y los argumentos son conocidos. Paladar Negro, un sitio que se especializa en analizar de forma objetiva la imagen en torno al fútbol, destaca que los “grandes equipos del fútbol europeo han decidido rediseñar su imagen y la justificación generalmente se basa en el concepto de modernizarse, mejorar los valores de la entidad y por supuesto lograr reposicionarse en esta nueva época de mercados, explotando esa nueva imagen y convirtiendo al club en una gran marca deportiva”.

En principio, en las últimas reversiones europeas, se detecta un aspecto que sobresale sobre otros: la presencia del nombre del club en lugar sus siglas. Este punto se ve en los nuevos escudos de la A. S. Roma (Italia), París Saint Germain y Mónaco (Francia).
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