Martes 24 de Junio de 2025
Auckland City ha protagonizado una historia única en el primer Mundial de Clubes. El conjunto neozelandés, fundado en abril de 2004, se ganó su lugar en este torneo histórico al consagrarse campeón de la Liga de Campeones de Oceanía 2024, obteniendo la única plaza disponible para su continente. Sin embargo, la realidad de este equipo es muy particular: está integrado por jugadores semiprofesionales que deben combinar el fútbol con otros trabajos para mantener a sus familias, una situación que contrasta enormemente con los gigantes europeos que enfrentan.
La diferencia de nivel se hizo evidente desde el primer partido. Auckland City sufrió una goleada histórica de 10-0 ante Bayern Múnich y luego cayó 6-0 frente a Benfica, acumulando una diferencia de gol de -16 y sin poder convertir un solo tanto. Ahora se prepara para enfrentar a Boca Juniors en Nashville, en lo que será su último partido del torneo, donde deberá tratar de frenar a los jugadores de Boca que necesitan de una goleada para tener chances de participar
Las historias personales de los jugadores revelan la dimensión humana de este equipo amateur. El arquero Conor Tracey tuvo que pedir vacaciones sin goce de sueldo en su trabajo como montacarguista para participar del torneo, sabiendo que "va a sufrir un poco con el alquiler y las facturas", pero considerando que jugar contra estos gigantes "vale la pena al ciento por ciento". Curiosamente, Tracey es un consumidor habitual de mate desde los 18 años, una costumbre que adoptó gracias a un amigo que había jugado en Sudamérica y que su padre había conocido en un viaje a Argentina.
El plantel completo refleja esta realidad de jugadores que viven múltiples vidas: el ecuatoriano Jerson Lagos trabaja como peluquero, el uruguayo Sebastián Ciganda está en una productora audiovisual después de haber llegado para cosechar kiwis, Adam Bell atiende una tienda, Dylan Manicku es ayudante de ingeniero vial, y Joseph Lee trabaja en una empresa tecnológica. Incluso el capitán Mario Illich y Alfie Rogers, representantes de ventas de una empresa de bebidas, casi se pierden el torneo por falta de días de vacaciones. Esta épica de semiprofesionales enfrentando a los mejores clubes del mundo convierte a Auckland City en un verdadero protagonista emocional de este Mundial de Clubes, más allá de los resultados deportivos.
La diferencia de nivel se hizo evidente desde el primer partido. Auckland City sufrió una goleada histórica de 10-0 ante Bayern Múnich y luego cayó 6-0 frente a Benfica, acumulando una diferencia de gol de -16 y sin poder convertir un solo tanto. Ahora se prepara para enfrentar a Boca Juniors en Nashville, en lo que será su último partido del torneo, donde deberá tratar de frenar a los jugadores de Boca que necesitan de una goleada para tener chances de participar

Las historias personales de los jugadores revelan la dimensión humana de este equipo amateur. El arquero Conor Tracey tuvo que pedir vacaciones sin goce de sueldo en su trabajo como montacarguista para participar del torneo, sabiendo que "va a sufrir un poco con el alquiler y las facturas", pero considerando que jugar contra estos gigantes "vale la pena al ciento por ciento". Curiosamente, Tracey es un consumidor habitual de mate desde los 18 años, una costumbre que adoptó gracias a un amigo que había jugado en Sudamérica y que su padre había conocido en un viaje a Argentina.
El plantel completo refleja esta realidad de jugadores que viven múltiples vidas: el ecuatoriano Jerson Lagos trabaja como peluquero, el uruguayo Sebastián Ciganda está en una productora audiovisual después de haber llegado para cosechar kiwis, Adam Bell atiende una tienda, Dylan Manicku es ayudante de ingeniero vial, y Joseph Lee trabaja en una empresa tecnológica. Incluso el capitán Mario Illich y Alfie Rogers, representantes de ventas de una empresa de bebidas, casi se pierden el torneo por falta de días de vacaciones. Esta épica de semiprofesionales enfrentando a los mejores clubes del mundo convierte a Auckland City en un verdadero protagonista emocional de este Mundial de Clubes, más allá de los resultados deportivos.