Lunes 28 de Abril de 2025
Se espera que el Everton obtenga ingresos de alrededor de 70 millones de euros por temporada cuando se mude a su nuevo estadio en Bramley-Moore Dock, cuya inauguración está prevista para la temporada 2025/2 . El cambio supone no sólo un nuevo capítulo deportivo para el club, sino también un punto de inflexión en su estructura empresarial, abriendo espacio a nuevas oportunidades comerciales y de relación con los aficionados.
El fin del ciclo en Goodison Park se une al proceso de transición accionarial, con el Grupo Friedkin tomando el control de Everton en diciembre de 2024. El nuevo estadio, que se llamará Everton Stadium, tendrá una capacidad para 53.000 personas y ha sido concebido como una pieza central del plan de transformación urbana Ten Streets, y su desarrollo es visto a nivel nacional como un trampolín para atraer inversiones e impulsar el crecimiento económico local.
Según el director general Marc Watts, la propuesta va más allá del fútbol y busca conectar el proyecto con otras iniciativas de reestructuración de la ciudad, apoyándose en alianzas con el sector privado y las autoridades públicas para que el estadio se convierta en un vector de desarrollo en la zona portuaria de Liverpool.
Uno de los puntos que aún no está definido es la venta del naming rights, siendo la ubicación del estadio, en una zona que carece de opciones comerciales consolidadas, vista como un reto en las conversaciones con potenciales patrocinadores. La expectativa, sin embargo, es que la visibilidad del nuevo espacio y el reposicionamiento institucional del equipo ayuden a atraer marcas interesadas en asociar sus nombres al proyecto.
El club también está siguiendo de cerca el impacto directo que se espera que tenga el nuevo recinto en los ingresos por día de partido. Se espera que la taquilla, que ascendió a 20,8 millones de euros la temporada pasada, crezca con el aumento de aforo y la modernización de la estructura. apostando por áreas de hospitality, que contarán con más asientos y deberán ser importantes para fortalecer la relación con los fans corporativos y los socios comerciales.
Para la directiva, la inversión en el estadio va más allá de las ambiciones deportivas. El traslado a Bramley-Moore Dock se considera una plataforma de crecimiento sostenible para el futuro, con el foco puesto en capitalizar la experiencia de los aficionados y establecer al equipo como un agente activo en la regeneración de la ciudad.
El fin del ciclo en Goodison Park se une al proceso de transición accionarial, con el Grupo Friedkin tomando el control de Everton en diciembre de 2024. El nuevo estadio, que se llamará Everton Stadium, tendrá una capacidad para 53.000 personas y ha sido concebido como una pieza central del plan de transformación urbana Ten Streets, y su desarrollo es visto a nivel nacional como un trampolín para atraer inversiones e impulsar el crecimiento económico local.
Según el director general Marc Watts, la propuesta va más allá del fútbol y busca conectar el proyecto con otras iniciativas de reestructuración de la ciudad, apoyándose en alianzas con el sector privado y las autoridades públicas para que el estadio se convierta en un vector de desarrollo en la zona portuaria de Liverpool.
Uno de los puntos que aún no está definido es la venta del naming rights, siendo la ubicación del estadio, en una zona que carece de opciones comerciales consolidadas, vista como un reto en las conversaciones con potenciales patrocinadores. La expectativa, sin embargo, es que la visibilidad del nuevo espacio y el reposicionamiento institucional del equipo ayuden a atraer marcas interesadas en asociar sus nombres al proyecto.
El club también está siguiendo de cerca el impacto directo que se espera que tenga el nuevo recinto en los ingresos por día de partido. Se espera que la taquilla, que ascendió a 20,8 millones de euros la temporada pasada, crezca con el aumento de aforo y la modernización de la estructura. apostando por áreas de hospitality, que contarán con más asientos y deberán ser importantes para fortalecer la relación con los fans corporativos y los socios comerciales.
Para la directiva, la inversión en el estadio va más allá de las ambiciones deportivas. El traslado a Bramley-Moore Dock se considera una plataforma de crecimiento sostenible para el futuro, con el foco puesto en capitalizar la experiencia de los aficionados y establecer al equipo como un agente activo en la regeneración de la ciudad.
