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A 50 años de una de las más grandes gestas de la Copa Libertadores

Viernes 20 de Mayo de 2016

Santiago se rindió a los pies de Peñarol y América y el mundo supieron de aquella final épica cuando Peñarol en memorable partido frente a River Plate argentino los aurinegros dieron vuelta la tercera final -luego de ir perdiendo 2 a 0- y vencer a River 4 a 2.

De todas las finales de la Copa Libertadores de América la de 1966 es una de las más recordadas.

El primer partido se disputó el 14 de mayo en el Centenario ante más de 60.000 personas. Aquel día, Peñarol de Roque Máspoli le gano 2 a 0 a River con goles de Abbadie y Joya aunque la victoria costó y mucho, ya que recién a falta de 15 minutos pudo abrir el marcador y a falta de siete para el final logró el segundo gol.

La segunda final se jugó 4 días después en el Estadio Monumental. Fue victoria por 3 a 2 de River Plate. Para este encuentro, apareció como titular Alberto Spencer en lugar de Héctor Silva. El partido tuvo un trámite cambiante, distinto a la primera final. Peñarol se arriba con gol de Rocha a los 32 minutos pero rápidamente igualó Daniel Onega para los "millonarios". Sobre el comienzo del segundo tiempo pasó Peñarol Spencer pero otra vez los riverplatenses empataron.

A falta de 17 minutos, Onega logró marcar el tercer y definitivo gol, para sellar el triunfo y forzar una nueva final. El de Buenos Aires fue un partido cargado de irregularidades con ingreso de gente a la cancha y varios desmanes antes del encuentro y después.

El 20 de Mayo llegó en Santiago de Chile el tercer y definitivo encuentro, el que quería en la mejor historia de Peñarol y el fútbolo sudamericano.

Peñarol formó con Ladislao Mazurkiewicz; Omar Caetano, Juan Lezcano, Nelson Díaz y Pablo Forlán; Néstor Goncálvez, Julio Cortes, y en el ataque Julio Abaddie, Alberto Spencer, Pedro Rocha y Juan Joya. Don Gastón Máspoli fue el técnico de la hazaña.

River Plate alineó a: Carrizo Grispo, Oscar Vieytez, Alberto Sainz (Jorge Solari) y Roberto Matosas; Juan Carlos Sarnari y Juan Lallana; Luis Cubillas, Ermindo Onega, Daniel Onega y Oscar ‘Pinino'Más; el D.T. Era Renato Cesarini.

Un partido memorable

River Plate se adelantó en el marcador por 2 goles a 0, en un primer tiempo de clara supremacía de los argentinos. Las conquistas fueron de Daniel Onega y Jorge Solari, lo que suponía que los de la banda roja serían los campeones.

Con la ventaja en el marcador, se produjo un ataque ‘aurinegro' que terminó en el arquero Amadeo Carrizo; este detuvo la trayectoria del balón con el pecho, en lo que se interpretó como una "cargada" al rival, y quizá ese fue el punto que influyó decisivamente en el trámite del encuentro.

Esa desafortunada acción del recordado Amadeo se transformó en una inyección de garra, de vergüenza, y cambió definitivamente la historia del partido.

El gran Alberto Spencer y Julio César Abaddie se encargaron con sus goles de empatar el partido en los noventa minutos. Serían entonces necesarios 30 minutos más para encontrar al campeón.

Peñarol era un verdadero huracán, dispuesto a llevarse por delante a sus rivales, convirtió el partido en un incesante ataque mirasol decorado con buen juego y fue sobre la portería de Carrizo, hasta que un mortífero golazo de Spencer puso el tercero para los uruguayos, y posteriormente, sentenció a los millonarios el gran Pedro Virgilio Rocha con notable golpe de cabeza poniendo el 4 a 2 definitivo que dio el título de América a Peñarol.

El estadio Nacional de Santiago, con 45 mil espectadores en sus gradas, fue el mudo testigo del momento en que el árbitro chileno Claudio Vicuña daba el pitazo el final de los 120 minutos.

Se dio paso a la euforia, el llanto y los abrazo de los hombres aurinegros que lucharon con verdadero honor para lograr la victoria y ganarse el reconocimiento del público chileno que saludó la vuelta olímpica de Peñarol. Montevideo se vestía de fiesta en amarillo negro y cada pueblito del país festejó aquella significativa conquista de Peñarol.

Los diarios de todo el continente resaltaron la hazaña de Peñarol, incluso los diarios argentinos y la revista El Gráfico destacó la acción ganadora de Peñarol.

Alberto Spencer (goleador histórico de la Libertadores con 54 goles) manifestó tiempo después: "Todos los goles son importantes, pero me inclino por el tercero que le marqué a River Plate en Santiago, en la final de la Libertadores del 66, porque significó para Peñarol una victoria después de estar 2 a 0 en desventaja. Por eso para mí es el más recordado de los que hice en mi carrera".

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