La Federación Internacional del Automóvil (FIA) ha sancionado a Red Bull Racing con una multa de 50.000 euros tras una infracción cometida momentos antes del Gran Premio de Estados Unidos 2025. El incidente ocurrió cuando un miembro del equipo ingresó nuevamente a la parrilla de salida después de que se diera la orden de despejar el área y comenzara la vuelta de formación, violando las normas de acceso al gate well. Según el informe de los comisarios, la mitad de la sanción quedará suspendida siempre que Red Bull no reincida en una falta similar durante los próximos doce meses.

Aunque el comunicado oficial no especificó las razones exactas, medios especializados reportaron que el miembro de Red Bull habría intentado retirar un marcador de posición colocado por McLaren para ayudar a Lando Norris a alinear su coche correctamente. La FIA destacó que "la seguridad en esos instantes previos es prioritaria", ya que cualquier movimiento indebido puede interferir con el arranque o generar riesgos durante uno de los momentos más controlados del fin de semana de competición.


El incidente no tuvo impacto en el resultado deportivo: Max Verstappen partió desde la pole position y ganó la carrera, mientras que Norris finalizó segundo. Sin embargo, la FIA subrayó que las normas deben cumplirse sin excepción. El director deportivo de Red Bull, Laurent Mekies, evitó declaraciones previas al veredicto, y tras conocerse la sanción, el equipo no presentó apelación, aceptando la decisión y comprometiéndose a revisar sus protocolos de actuación en la zona de parrilla.

Este episodio, aunque menor comparado con infracciones técnicas o deportivas más graves, refuerza el nivel de escrutinio que mantiene la FIA sobre las operaciones de los equipos. En un campeonato tan competitivo como la Fórmula 1, donde cada detalle puede suponer una ventaja, la vigilancia sobre la conducta fuera de la pista se vuelve tan importante como el rendimiento dentro de ella, garantizando igualdad, seguridad y cumplimiento estricto del reglamento.