La Laver Cup arranca un nuevo capítulo con Carlos Alcaraz como gran figura mediática. Desde la retirada de Roger Federer y la última participación de Rafa Nadal en 2022, el evento ha perdido parte del magnetismo que lo distinguía. Aquella edición, con la presencia de Djokovic y Murray, fue la más lucrativa de su historia, con ingresos de 42,5 millones de euros y un beneficio de 5,2 millones.
Sin embargo, la salida del Big-3 golpeó de lleno a las cuentas. En 2023 los ingresos cayeron un 13% y el torneo cerró con pérdidas de 1,8 millones de euros. En 2024, con el regreso de Alcaraz, se recuperó la rentabilidad (354.000 euros de beneficio), aunque la facturación descendió un 18% respecto a su mejor año, quedando por debajo incluso de los niveles prepandemia.

Para la edición de 2025, el torneo confía en Alcaraz, Zverev y Fritz como motores de atracción, apoyados por socios comerciales de peso como Rolex, Mercedes, UBS y Alipay. El patrocinio generó 11,4 millones de euros en 2024, pero la principal fuente de ingresos sigue siendo la taquilla: 18,6 millones de euros en la última edición, con entradas que van desde los 163 hasta los 3.400 euros en el Chase Center de San Francisco.
Aunque no reparte puntos ATP, la Laver Cup ofrece a sus jugadores un appearance fee cuyo importe depende del ranking tras Roland Garros, además de un premio de 250.000 dólares para cada integrante del equipo ganador. Con un aforo de 18.000 espectadores y sold out en abonos, el desafío del torneo es recuperar el esplendor que alguna vez le dieron Federer y Nadal.

