La Fórmula 1 llegó a Monte Carlo para la edición 2025 del Gran Premio de Mónaco, la carrera más glamurosa de todo el calendario. Como siempre, los equipos decidieron apostar por lo grande, presentando una serie de productos diseñados exclusivamente para la ocasión. El más llamativo fueron los trajes de los pilotos, como en el caso de Ferrari con Charles Leclerc: además de diseñar la última colección para la marca Ferrari Style, el monegasco lucirá un traje blanco con inserciones azules, rematado con un pequeño patrón de barras verticales azules a la altura de las mangas, que recuerda al patrón de la gorra que Leclerc usará en todas sus actividades con los medios.

Al igual que en 2024 con el homenaje a Ayrton Senna, este año McLaren también preparó algo especial: ambos pilotos lucirán monos blancos producidos por Alpine Stars con un diseño que recuerda la estética vintage y las ediciones del GP de Mónaco de la década de 1960. También presentaron una decoración especial para el coche como homenaje al M7A de 1968, el coche con el que McLaren logró su primera victoria en la F1: una vez más, la palabra clave es vintage, ya que los dorsales oficiales de Lando Norris y Oscar Piastri aparecen en negro dentro de un círculo blanco, una estética inspirada en los primeros coches de carreras. En cuanto a homenajes a Ayrton Senna, ganador de seis ediciones del Gran Premio de Mónaco, el piloto de Racing Bulls, Isack Hadjar, lucirá un casco que reproduce el patrón del que llevó el piloto brasileño a lo largo de su carrera.


Pero las iniciativas de los equipos de F1 no se quedan solo en la pista, ya que algunos han aprovechado la cita de Monte Carlo para lanzar colecciones especiales. Como se vio con McLaren, Montecarlo también rinde homenaje a la nostalgia y Williams también tomó este camino creando una colección cápsula, que incluye camiseta y gorra, dedicada al FW08C de 1983, el coche con el que Keke Rosberg ganó la carrera de 1983 por las calles del Principado.

Una serie de iniciativas confirman cómo la F1 y todas las marcas que la rodean quieren aprovechar al máximo la visibilidad mediática que ofrece el Gran Premio de Mónaco. El espectáculo en la pista es mínimo, con adelantamientos prácticamente imposibles debido a las barreras de seguridad que impiden grandes maniobras, y se limita esencialmente a la tensión que se siente ante la idea de un posible accidente. Cada año se debate si es conveniente mantener este circuito urbano en el calendario, y al final la respuesta siempre es sí. Porque Mónaco siempre será sinónimo de lujo y elegancia, y por eso la F1 puede convertirse en tendencia aquí.