Martes 4 de Febrero de 2014
Sherwood Content es una localidad apacible de la parroquia de Trelawny Parish, ubicada en el noroeste de Jamaica.
El pequeño pueblo, que vive de la agricultura y de la manufactura, está estático, detenido, sumiso ante el presente. Sin embargo, un espacio tan ínfimo supo guardar un rasgo con algo de épica y encanto: observar que las carencias, aun como un elemento socializador crítico, suelen transferirle a la cultura hechos y personajes fenomenales. Usain Bolt, el hijo dilecto de Sherwood Content, es un ejemplo apreciable para la idea. Ahora, ¿es factible considerar a un deportista y su trayectoria como un hecho cultural? Es evidente que la concepción enciclopedista en la que nos hemos formado lo negará pero es una certeza que algunos atletas excepcionales (Bolt es uno de ellos), han creado una nueva forma de expresión tan parecida al arte que obligarán a la sociedad a reformular la relación del deporte con la emoción y la belleza.
Identidad
Usain Bolt le aseguró a los medios europeos que jamás dejaría Jamaica y que no se arrodillaría ante los dólares americanos porque consideraba que eso sería una traición a su país, luego de quitarle a los Estados Unidos la hegemonía de la velocidad. La declaración puede guardar simetría con lo sucedido tras sus triunfos en Beijing 2008 al ganar el oro en los 100 y 200 metros y en la posta 4x100, con plusmarcas mundiales incluidas. Bolt celebró cada victoria golpeándose el pecho en forma desmesurada y recibió la crítica de Jacques Rogge, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). “Es una falta de deportividad”, calificó el suizo, quien luego conoció la respuesta de Ricky Simms, el representante del jamaiquino. “Bolt no es irrespetuoso sino un niño grande que ha luchado mucho por conseguir tamaños éxitos. Lo único que intenta es hacer vibrar a la gente”.
¿Había transgredido Usain alguna norma al celebrar aparatosamente sus triunfos? Tanto en sus aseveraciones a los europeos como en los temibles golpes en su tórax, estaba demostrando la identidad y la pertenencia que el deportista de élite aún mantiene con su ámbito y con sus debilidades de niño. Se podrá advertir que, como explicó Simms, no existió ninguna falta de respeto. Fue una comunicación de Bolt hacia él mismo, hacia su historia y hacia la tierra donde forjó al campeón. “No pienso en batir records. Siempre me concentro en ganar. Me rompo el culo entrenando cada día, vomito, tengo dolores de cabeza. ¿Por qué debería dejar que alguien me gané si trabajo tan duro? ¿Por qué no celebrarlo?”, le dijo Bolt a una revista suiza. La trama es clara: orgullo, identidad y pertenencia. Simplemente eso.
La tierra y el aire
Como la mayoría de los niños de su país, Usain se dedicó a correr desde el comienzo de la escuela primaria. Es que este es el deporte preferido en la isla y cualquier competición escolar puede juntar a 20 mil personas. Los jamaiquinos entrenan sobre hierba y descalzos, buscando velocidad, y no han faltado criterios empíricos polémicos para sostener por qué Jamaica es la tierra de los sprinters. Un estudio realizado durante dos años por las universidades de las Indias Occidentales y de Glasgow a 200 atletas jamaiquinos, condujo a una visión realista del fenómeno. El trabajo explica que se observaron, en el 70% de los evaluados, inusuales cantidades de actinen A, una sustancia que contrae las fibras musculares de reducción rápida, aumentando la velocidad natural por predisposición genética. De todos modos, la confiabilidad de la hipótesis ha sido acompañada con cierta incomodidad por otra que reconoce a la raíz africana de la población como la constituyente de pies muy anchos, ideales para correr en la alta competencia.
Si esto es trascendente, no parece serlo para Welleslay Bolt, el padre de Usain, quien tiene otra teoría. “Mi hijo se crió alimentándose con ñame (plantas de la cuales crecen tubérculos comestibles). Ese es el secreto”, afirmó el hombre que con una presteza criticable le enseño a su hijo cómo diferenciar lo correcto de lo que no lo es. “Yo no era un niño malo”, cuenta Bolt en su biografía llamada “Como un rayo”, que se comercializa en Europa a €19. “Pero cuando me salía de línea, mi padre me daba una lección. Me golpeaba con su mano, cada golpe ardía como el infierno y luego las lágrimas corrían por mi cara. Eso me enseño la diferencia entre el bien y el mal”, recuerda Usain de aquellos tiempos en los que le detectaron una escoliosis (desviación de la columna vertebral) que todavía lo condiciona y que también afectó sus tendones.
Lo cierto es que la pierna derecha de Bolt es 1,5 centímetros más corta que la izquierda. Eso le ocasiona descompensaciones a la hora de las partidas, un dato que los críticos estadounidenses no asumen al exponer la supuesta lentitud de sus aperturas, aunque es prudente reconocer que muestran un gran entusiasmo cuando enumeran las virtudes de su ataque, a 40 metros de la meta. En relación a su velocidad, es interesante reparar en el
estudio realizado por la European Journal of Physics Today, que ha intentado revelar los secretos del fenómeno.
Perplejos, los científicos que evaluaron al jamaiquino se asombraron por la cantidad de energía que debe generar para superar la resistencia aerodinámica de su cuerpo. Así, calcularon que Bolt es capaz de lograr 2.610,5 watts de potencia después de sólo 0,89 segundos de carrera, cuando está en la mitad de su velocidad máxima. Para entender el dato es suficiente advertir que en el Tour de France, los ciclistas producen alrededor de 500 vatios durante horas y pueden llegar a 1.500 es un sprint.
Pero Usain desató otra sorpresa reveladora como una de las conclusiones del estudio: corrió 12,2 metros por segundo en los 100 metros del Mundial 2009 de Berlín, con una fuerza media similar a la de un boxeador de peso pesado.
Bailar
Bolt baila y tiene una personalidad desenfada, inusual para una celebridad del deporte. En tramos, recuerda al formidable Ray Sugar Robinson (múltiple campeón mediano de la década del ´50, de una personalidad exuberante y notable bailarín de tap) y en otros, a su padre. “Cuando hablo con él, da igual lo que charlamos. Pude ser de coches o del clima, pero al final siempre me sale con los mismo: ´Hola hijo, todo va bien. Tu madre y yo estamos bien y de momento no hacemos otra cosa que darle caña al asunto´, reveló Bolt creando un juego de opuestos muy atractivo.
Es que el jamaiquino, que disfruta la vida por encima del rigor inclemente de Glen Mills, su coach y quien lo convirtió al profesionalismo, ha sido capaz, por ejemplo, de lograr 9,69 segundos para los 100 metros en Beijing 2008. Ese registro tiene una historia impresionante detrás pues se necesitaron 72 años (Jesse Owens, Berlín 1936, 10,20 segundos) para restarle 51 centésimas de segundo a la lucha despojada de piedad del atleta contra el reloj en la prueba madre del atletismo. En la progresión de los tiempos establecidos por distintos deportistas y con las limitaciones del cuerpo humano, no se esperaba un registro como el de Usain hasta mediados del siglo XXI.
Pero Bolt, en el otro lado de la situación, baila. Lo pueden aseverar Sandra Bullock y Heidi Klum, las dos profundas bellezas de Hollywood que lo acompañaron algunas noches por los clubes de Los Ángeles. “Las mujeres se me tiraba a los pies y ya había tenido chicas pero tras Beijing fue otra cosa. Podía tener la mujer que quisiera. Iba a un club y pensaba: ´umm, ¿a quién debo elegir? ¿Tú?, ¿Tú? No, tú ven´. Para un joven como yo era un sueño hecho realidad”, asume el jamaiquino en otro párrafo de su nuevo libro.
La necesidad de la transgresión, quizá, surja de asimilar el súper profesionalismo con el recorte preciso para todo aquello que lo aleja del niño de su aldea. Pero Usain, ¿es un niño? El diario New York Post publicó que Bolt comió durante los Juegos de 2008, aproximadamente, mil McNuggets, las famosas hamburguesas de pollo de McDonalds.
“Al principio, comí una caja de 20 para almorzar, luego otra para cenar. El siguiente día me comí dos cajas para desayunar, una para almorzar y otra para la noche”, detalló el atleta. “Me tendrían que haber dado una medalla de oro por tragar todo eso”, finalizó.
Dice haber probado la marihuana (“sólo una vez y me dio asco”) mientras piensa en cómo superar sus salidas que, regularmente, le insumen 180 milésimas de segundo con un viento a favor, promedio, de seis metros por segundo. Ha igualado el números de medallas del estadounidense Carl Lewis en Campeonatos de Mundo (ambos tienen ocho oros. En el caso de Lewis se suman una de plata y otra de bronce y Bolt tiene dos platas) y es el único atleta en ganar tres medallas doradas en dos Juegos Olímpicos consecutivos (Beijing 2008 y Londres 2012). Lucha contra los problemas de su crecimiento producidos por una alimentación desequilibrada y contra las sospechas de dopaje que asolan a los atletas jamaiquinos desde que Renee Anne Shirley, ex Directora Ejecutiva de la Agencia Antidopaje de Jamaica (JADCO), escribió un artículo en Sports Illustrated donde contó que los atletas de la isla sólo habían pasado, oficialmente, 11 controles fuera de competición o por sorpresa (hechos desde enero de 2012 hasta el inicio de los Juegos de Londres) y ninguno en los tres meses que precedieron al evento (mayo, junio y julio). “Si Jamaica no cumple con el programa del Código Mundial, será advertida”, amenazó David Howman, el Director General de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje), quien aseveró que no se descarta evitar que los atletas jamaiquinos compitan en el futuro inmediato en Mundiales y Juegos Olímpicos, lo que conformaría un hecho sinuoso para carrera de Usain ya que piensa retirarse después de Río 2016.
Textual
Bolt tuvo una charla exclusiva con S&E, donde dejó algunas ideas interesante sobre el producto que ha creado, la multiplicación exitosa de su imagen y la explotación de marca que lo ha convertido en una industria en sí mismo.
-Usain Bolt es una marca de consumo global. ¿Cómo convivís con eso?
-Yo lo veo de una manera positiva. Mi éxito deportivo me ha dado muchas oportunidades y tengo un buen equipo a mí alrededor para ayudarme a tomar las decisiones comerciales correctas. También me doy cuenta de que al haberme convertido en una marca, tengo la responsabilidad de ser un modelo positivo en todo momento.
-¿Ser una marca global te obliga a ser un ejemplo?
-Sí, un montón de niños y adultos me observan y entiendo que esto es muy importante porque yo soy responsable de mis acciones y de lo que transmito.
-¿El éxito de Bolt se gestiona sólo con triunfos?
-El ganar es definitivamente importante. Si yo terminaría tercero o cuarto en las carreras, mis socios comerciales no obtendrían los mismos resultados que han logrado y la marca sufriría.
-¿A qué renunciaste para convertirte en un atleta profesional?
-Me convertí en un atleta profesional en 2003 después de haber ganado los 200 metros en el Mundial Junior. Tenía sólo 15 años y superando a todos los menores de 20 que estaban en competencia, me di cuenta de que podía ser un profesional y hacer una carrera en el sprint.
-¿Cómo ha influido en vos Glen Mills, tu entrenador?
-Él ha sido y es una gran influencia en mi carrera. Empecé a trabajar con Glen en 2004, cuando yo había estado luchando contra varias lesiones. Él ideó un programa de capacitación para fortalecer mi cuerpo que me permitió permanecer libre de lesiones. Con un buen entrenamiento más una dosis de talento natural y sin lesiones, me convertí en un atleta muy difícil de superar.
-¿Cuáles son los puntos de contacto entre Usain Bolt y el espíritu de Hublot?
-Hublot y yo hemos estado trabajando juntos durante cinco años y nos sentimos como en familia. Hublot es la marca líder de relojes en el mundo, que están en la cima de su rubro, y yo estoy en la parte superior de la mía. Ellos hacen los relojes extremadamente elegantes y estoy orgulloso de ser un embajador de la marca. Al igual que yo, Hublot ayuda a otras personas y ha sido un gran apoyo de la Fundación Usain Bolt.
Palabras
“Tengo que ser honesto: sólo soy responsable del encuadre y del disparador. Evidentemente, el rayo era imprevisible, aunque es cierto que el cielo estaba cargado desde hacía 20 minutos”, dijo Oliver Morín el fotógrafo de la agencia francesa AFP que logró una imagen conmovedora al captar el rayo que quebró al cielo en el momento exacto en el cual Bolt cruzó la meta para ganar los 100 metros en el Mundial de Atletismo 2013, en Moscú.
“Mi objetivo es asegurarme de poder mantener mi estilo de vida el resto de mis días. Tengo que seguir ganando y todo eso viene del entrenamiento. A nadie le gusta e trabajo duro, pero tienes que hacerlo si quieres ser el mejor. Y a eso me dedico. Sé que la gente quiere que lo haga bien, pero yo quiero hacerlo bien por mí mismo. Si lo hago bien, estoy feliz y la gente está feliz”, suele comentar Bolt al resumir su vida, que lo contempla como un fanático del fútbol, hincha de la Argentina en Sudáfrica 2010, del Manchester United por siempre y creyente de que Brasil ganará la Copa del Mundo del próximo año.
En el talento natural, del cual se estima que abusa para ganar, en su frescura y en su comportamiento de antihéroe deportivo, descansa la pequeña expectativa para que esa educación sectaria que hemos recibido permita calificarlo como se debe. De todos modos se presume que, si eso sucede, será irremediablemente tarde porque hace tiempo que aprendimos lo obvio: Bolt es un artista.
El pequeño pueblo, que vive de la agricultura y de la manufactura, está estático, detenido, sumiso ante el presente. Sin embargo, un espacio tan ínfimo supo guardar un rasgo con algo de épica y encanto: observar que las carencias, aun como un elemento socializador crítico, suelen transferirle a la cultura hechos y personajes fenomenales. Usain Bolt, el hijo dilecto de Sherwood Content, es un ejemplo apreciable para la idea. Ahora, ¿es factible considerar a un deportista y su trayectoria como un hecho cultural? Es evidente que la concepción enciclopedista en la que nos hemos formado lo negará pero es una certeza que algunos atletas excepcionales (Bolt es uno de ellos), han creado una nueva forma de expresión tan parecida al arte que obligarán a la sociedad a reformular la relación del deporte con la emoción y la belleza.
Identidad
Usain Bolt le aseguró a los medios europeos que jamás dejaría Jamaica y que no se arrodillaría ante los dólares americanos porque consideraba que eso sería una traición a su país, luego de quitarle a los Estados Unidos la hegemonía de la velocidad. La declaración puede guardar simetría con lo sucedido tras sus triunfos en Beijing 2008 al ganar el oro en los 100 y 200 metros y en la posta 4x100, con plusmarcas mundiales incluidas. Bolt celebró cada victoria golpeándose el pecho en forma desmesurada y recibió la crítica de Jacques Rogge, entonces presidente del Comité Olímpico Internacional (COI). “Es una falta de deportividad”, calificó el suizo, quien luego conoció la respuesta de Ricky Simms, el representante del jamaiquino. “Bolt no es irrespetuoso sino un niño grande que ha luchado mucho por conseguir tamaños éxitos. Lo único que intenta es hacer vibrar a la gente”.
¿Había transgredido Usain alguna norma al celebrar aparatosamente sus triunfos? Tanto en sus aseveraciones a los europeos como en los temibles golpes en su tórax, estaba demostrando la identidad y la pertenencia que el deportista de élite aún mantiene con su ámbito y con sus debilidades de niño. Se podrá advertir que, como explicó Simms, no existió ninguna falta de respeto. Fue una comunicación de Bolt hacia él mismo, hacia su historia y hacia la tierra donde forjó al campeón. “No pienso en batir records. Siempre me concentro en ganar. Me rompo el culo entrenando cada día, vomito, tengo dolores de cabeza. ¿Por qué debería dejar que alguien me gané si trabajo tan duro? ¿Por qué no celebrarlo?”, le dijo Bolt a una revista suiza. La trama es clara: orgullo, identidad y pertenencia. Simplemente eso.
La tierra y el aire
Como la mayoría de los niños de su país, Usain se dedicó a correr desde el comienzo de la escuela primaria. Es que este es el deporte preferido en la isla y cualquier competición escolar puede juntar a 20 mil personas. Los jamaiquinos entrenan sobre hierba y descalzos, buscando velocidad, y no han faltado criterios empíricos polémicos para sostener por qué Jamaica es la tierra de los sprinters. Un estudio realizado durante dos años por las universidades de las Indias Occidentales y de Glasgow a 200 atletas jamaiquinos, condujo a una visión realista del fenómeno. El trabajo explica que se observaron, en el 70% de los evaluados, inusuales cantidades de actinen A, una sustancia que contrae las fibras musculares de reducción rápida, aumentando la velocidad natural por predisposición genética. De todos modos, la confiabilidad de la hipótesis ha sido acompañada con cierta incomodidad por otra que reconoce a la raíz africana de la población como la constituyente de pies muy anchos, ideales para correr en la alta competencia.
Si esto es trascendente, no parece serlo para Welleslay Bolt, el padre de Usain, quien tiene otra teoría. “Mi hijo se crió alimentándose con ñame (plantas de la cuales crecen tubérculos comestibles). Ese es el secreto”, afirmó el hombre que con una presteza criticable le enseño a su hijo cómo diferenciar lo correcto de lo que no lo es. “Yo no era un niño malo”, cuenta Bolt en su biografía llamada “Como un rayo”, que se comercializa en Europa a €19. “Pero cuando me salía de línea, mi padre me daba una lección. Me golpeaba con su mano, cada golpe ardía como el infierno y luego las lágrimas corrían por mi cara. Eso me enseño la diferencia entre el bien y el mal”, recuerda Usain de aquellos tiempos en los que le detectaron una escoliosis (desviación de la columna vertebral) que todavía lo condiciona y que también afectó sus tendones.
Lo cierto es que la pierna derecha de Bolt es 1,5 centímetros más corta que la izquierda. Eso le ocasiona descompensaciones a la hora de las partidas, un dato que los críticos estadounidenses no asumen al exponer la supuesta lentitud de sus aperturas, aunque es prudente reconocer que muestran un gran entusiasmo cuando enumeran las virtudes de su ataque, a 40 metros de la meta. En relación a su velocidad, es interesante reparar en el
estudio realizado por la European Journal of Physics Today, que ha intentado revelar los secretos del fenómeno.
Perplejos, los científicos que evaluaron al jamaiquino se asombraron por la cantidad de energía que debe generar para superar la resistencia aerodinámica de su cuerpo. Así, calcularon que Bolt es capaz de lograr 2.610,5 watts de potencia después de sólo 0,89 segundos de carrera, cuando está en la mitad de su velocidad máxima. Para entender el dato es suficiente advertir que en el Tour de France, los ciclistas producen alrededor de 500 vatios durante horas y pueden llegar a 1.500 es un sprint.
Pero Usain desató otra sorpresa reveladora como una de las conclusiones del estudio: corrió 12,2 metros por segundo en los 100 metros del Mundial 2009 de Berlín, con una fuerza media similar a la de un boxeador de peso pesado.
Bailar
Bolt baila y tiene una personalidad desenfada, inusual para una celebridad del deporte. En tramos, recuerda al formidable Ray Sugar Robinson (múltiple campeón mediano de la década del ´50, de una personalidad exuberante y notable bailarín de tap) y en otros, a su padre. “Cuando hablo con él, da igual lo que charlamos. Pude ser de coches o del clima, pero al final siempre me sale con los mismo: ´Hola hijo, todo va bien. Tu madre y yo estamos bien y de momento no hacemos otra cosa que darle caña al asunto´, reveló Bolt creando un juego de opuestos muy atractivo.
Es que el jamaiquino, que disfruta la vida por encima del rigor inclemente de Glen Mills, su coach y quien lo convirtió al profesionalismo, ha sido capaz, por ejemplo, de lograr 9,69 segundos para los 100 metros en Beijing 2008. Ese registro tiene una historia impresionante detrás pues se necesitaron 72 años (Jesse Owens, Berlín 1936, 10,20 segundos) para restarle 51 centésimas de segundo a la lucha despojada de piedad del atleta contra el reloj en la prueba madre del atletismo. En la progresión de los tiempos establecidos por distintos deportistas y con las limitaciones del cuerpo humano, no se esperaba un registro como el de Usain hasta mediados del siglo XXI.
Pero Bolt, en el otro lado de la situación, baila. Lo pueden aseverar Sandra Bullock y Heidi Klum, las dos profundas bellezas de Hollywood que lo acompañaron algunas noches por los clubes de Los Ángeles. “Las mujeres se me tiraba a los pies y ya había tenido chicas pero tras Beijing fue otra cosa. Podía tener la mujer que quisiera. Iba a un club y pensaba: ´umm, ¿a quién debo elegir? ¿Tú?, ¿Tú? No, tú ven´. Para un joven como yo era un sueño hecho realidad”, asume el jamaiquino en otro párrafo de su nuevo libro.
La necesidad de la transgresión, quizá, surja de asimilar el súper profesionalismo con el recorte preciso para todo aquello que lo aleja del niño de su aldea. Pero Usain, ¿es un niño? El diario New York Post publicó que Bolt comió durante los Juegos de 2008, aproximadamente, mil McNuggets, las famosas hamburguesas de pollo de McDonalds.
“Al principio, comí una caja de 20 para almorzar, luego otra para cenar. El siguiente día me comí dos cajas para desayunar, una para almorzar y otra para la noche”, detalló el atleta. “Me tendrían que haber dado una medalla de oro por tragar todo eso”, finalizó.
Dice haber probado la marihuana (“sólo una vez y me dio asco”) mientras piensa en cómo superar sus salidas que, regularmente, le insumen 180 milésimas de segundo con un viento a favor, promedio, de seis metros por segundo. Ha igualado el números de medallas del estadounidense Carl Lewis en Campeonatos de Mundo (ambos tienen ocho oros. En el caso de Lewis se suman una de plata y otra de bronce y Bolt tiene dos platas) y es el único atleta en ganar tres medallas doradas en dos Juegos Olímpicos consecutivos (Beijing 2008 y Londres 2012). Lucha contra los problemas de su crecimiento producidos por una alimentación desequilibrada y contra las sospechas de dopaje que asolan a los atletas jamaiquinos desde que Renee Anne Shirley, ex Directora Ejecutiva de la Agencia Antidopaje de Jamaica (JADCO), escribió un artículo en Sports Illustrated donde contó que los atletas de la isla sólo habían pasado, oficialmente, 11 controles fuera de competición o por sorpresa (hechos desde enero de 2012 hasta el inicio de los Juegos de Londres) y ninguno en los tres meses que precedieron al evento (mayo, junio y julio). “Si Jamaica no cumple con el programa del Código Mundial, será advertida”, amenazó David Howman, el Director General de la WADA (Agencia Mundial Antidopaje), quien aseveró que no se descarta evitar que los atletas jamaiquinos compitan en el futuro inmediato en Mundiales y Juegos Olímpicos, lo que conformaría un hecho sinuoso para carrera de Usain ya que piensa retirarse después de Río 2016.
Textual
Bolt tuvo una charla exclusiva con S&E, donde dejó algunas ideas interesante sobre el producto que ha creado, la multiplicación exitosa de su imagen y la explotación de marca que lo ha convertido en una industria en sí mismo.
-Usain Bolt es una marca de consumo global. ¿Cómo convivís con eso?
-Yo lo veo de una manera positiva. Mi éxito deportivo me ha dado muchas oportunidades y tengo un buen equipo a mí alrededor para ayudarme a tomar las decisiones comerciales correctas. También me doy cuenta de que al haberme convertido en una marca, tengo la responsabilidad de ser un modelo positivo en todo momento.
-¿Ser una marca global te obliga a ser un ejemplo?
-Sí, un montón de niños y adultos me observan y entiendo que esto es muy importante porque yo soy responsable de mis acciones y de lo que transmito.
-¿El éxito de Bolt se gestiona sólo con triunfos?
-El ganar es definitivamente importante. Si yo terminaría tercero o cuarto en las carreras, mis socios comerciales no obtendrían los mismos resultados que han logrado y la marca sufriría.
-¿A qué renunciaste para convertirte en un atleta profesional?
-Me convertí en un atleta profesional en 2003 después de haber ganado los 200 metros en el Mundial Junior. Tenía sólo 15 años y superando a todos los menores de 20 que estaban en competencia, me di cuenta de que podía ser un profesional y hacer una carrera en el sprint.
-¿Cómo ha influido en vos Glen Mills, tu entrenador?
-Él ha sido y es una gran influencia en mi carrera. Empecé a trabajar con Glen en 2004, cuando yo había estado luchando contra varias lesiones. Él ideó un programa de capacitación para fortalecer mi cuerpo que me permitió permanecer libre de lesiones. Con un buen entrenamiento más una dosis de talento natural y sin lesiones, me convertí en un atleta muy difícil de superar.
-¿Cuáles son los puntos de contacto entre Usain Bolt y el espíritu de Hublot?
-Hublot y yo hemos estado trabajando juntos durante cinco años y nos sentimos como en familia. Hublot es la marca líder de relojes en el mundo, que están en la cima de su rubro, y yo estoy en la parte superior de la mía. Ellos hacen los relojes extremadamente elegantes y estoy orgulloso de ser un embajador de la marca. Al igual que yo, Hublot ayuda a otras personas y ha sido un gran apoyo de la Fundación Usain Bolt.
Palabras
“Tengo que ser honesto: sólo soy responsable del encuadre y del disparador. Evidentemente, el rayo era imprevisible, aunque es cierto que el cielo estaba cargado desde hacía 20 minutos”, dijo Oliver Morín el fotógrafo de la agencia francesa AFP que logró una imagen conmovedora al captar el rayo que quebró al cielo en el momento exacto en el cual Bolt cruzó la meta para ganar los 100 metros en el Mundial de Atletismo 2013, en Moscú.
“Mi objetivo es asegurarme de poder mantener mi estilo de vida el resto de mis días. Tengo que seguir ganando y todo eso viene del entrenamiento. A nadie le gusta e trabajo duro, pero tienes que hacerlo si quieres ser el mejor. Y a eso me dedico. Sé que la gente quiere que lo haga bien, pero yo quiero hacerlo bien por mí mismo. Si lo hago bien, estoy feliz y la gente está feliz”, suele comentar Bolt al resumir su vida, que lo contempla como un fanático del fútbol, hincha de la Argentina en Sudáfrica 2010, del Manchester United por siempre y creyente de que Brasil ganará la Copa del Mundo del próximo año.
En el talento natural, del cual se estima que abusa para ganar, en su frescura y en su comportamiento de antihéroe deportivo, descansa la pequeña expectativa para que esa educación sectaria que hemos recibido permita calificarlo como se debe. De todos modos se presume que, si eso sucede, será irremediablemente tarde porque hace tiempo que aprendimos lo obvio: Bolt es un artista.

