Jueves 25 de Agosto de 2022
“Arrancó hace seis años con la idea de hacer un emprendimiento, hoy se expandió a nivel nacional y gracias a Dios está gustando mucho la marca”. Athletic Argentina es una pequeña marca de ropa deportiva oriunda de Alma Fuerte, del interior de Córdoba que, pasito a pasito, e incluso con una pandemia de por medio, se fue haciendo lugar. Hoy es quien viste a Gimnasia de Jujuy, y el Lobo es solo el primer gran paso.
Leonardo Olmos, de 34 años, es el pensador y fundador de esta empresa, que ya aterrizada en la Primera Nacional, busca expandir sus horizontes. “Como en esta región no hay fábricas, vimos un nicho de mercado y la oportunidad y arrancamos: los clubes tienen otras disciplinas y no había una marca que cubriera otras disciplinas. Por eso apuntamos a ese mercado a pesar de que no sea tan fuerte como el fútbol, porque nos iba a consolidar como marca”, le cuenta el cordobés a Marketing Registrado, sobre los inicios de Athletic.
Leonardo es jugador de fútbol amateur y aunque estudió abogacía, su presente lo encuentra bastante lejos de los tribunales. Eso sí, como un buen abogado, no deja nada librado al azar. “Yo soy muy detallista, me gusta reunirme, hacer un estudio de mercado, ver dónde vamos a trabajar. Nosotros queremos que el club que vestimos crezca y sea una marca, su propia marca, es lo que funciona en los grandes de Europa y a nivel mundial”, asegura.
Y sigue: “Todo eso conlleva numerosas reuniones, un arduo trabajo, conocer todo, desde cómo trabajan los utileros hasta las necesidades básicas que tienen los entrenamientos, y con todo eso finiquitamos el armado de la indumentaria, ya sea de fútbol o de las demás disciplinas de los clubes”. Ambicioso. Claro, esa ambición fue la que llevó a su marca de los equipos de Alma Fuerte a la segunda categoría del fútbol argentino, posibilidad que de hecho, ya se veía venir.
“Nosotros teníamos antes de la pandemia una licitación en Platense pero la perdimos por la chapa de una marca internacional. Empezamos a cubrir clubes de AFA pero la parte amateur que no cubren las otras marcas, por eso estábamos en el ruedo de cómo manejarse”, revela. Desembarcar en Jujuy no fue una sorpresa, pero sí sacarse la espina clavada dos años antes.
“Nos encontramos con un club en pleno cambio de dirigencia y querían unificar la ropa, el hecho de contemplar todos los deportes fue lo que nos hizo sacar diferencia sobre las otras marcas que estaban como alternativas para vestir al club”, afirma sobre la llegada al Lobo. ¿Córdoba? ¿Buenos Aires? No es una obsesión. “Acá hay 4 o 5 clubes importantes y todavía no tuvimos la suerte, pero nadie es profeta en su tierra. Y con respecto a Buenos Aires, si bien se concentra y se masifica todo, el mercado de venta del interior es mejor porque hay más población y menos cantidad de clubes”, argumenta.
Sin los recursos de una multinacional, el trabajo es a pulmón, y eso también le aporta un valor agregado. Así lo entiende el propio Olmos: “En general nos lleva entre 6 y 8 meses armar todo para luego trabajar en conjunto por dos o tres años, no lo vemos solo como fabricar la ropa, mandarla y listo, nos reunimos con la institución, utileros, jugadores, casas de ropa de deportes… todo eso te complementa y te va haciendo crecer”.
Y si bien el contexto económico de Argentina no es el más favorable, el creador encuentra en la industria nacional otro plus: “Más allá de factores como la devaluación y que algunos insumos estén a precio dólar por ser importados, ser una marca nacional es una ventaja porque vemos que no hay competencia en el rubro: por ejemplo, en la Primera Nacional hay clubes que se visten con marcas internacionales que son franquicias. Con nuestra marca te estás vistiendo con un producto nacional que tiene un sello internacional”.
Igual, al mismo tiempo reconoce que “como empresa argentina corrés de atrás porque competís contra el nombre”, aunque también es consciente de que “si de a poquito logramos cubrir las demandas de los clubes tenemos un gran horizonte por delante”. Y saca pecho: “Confiamos en el producto, en la logística, tenemos un sistema interno creado por la empresa que se lo damos al club para que tenga un control interno de la indumentaria”.
Por último, Leonardo Olmos destacó no solo el crecimiento exponencial de Athletic Argentina sino también el mérito de haber vivido -y sobrevivido- el proceso. “Hay que darle valor a lo que es fabricado en Argentina, es muy difícil y tedioso hoy en día, la materia prima, la mano de obra… la industria textil es complicada, tener un emprendimiento en Argentina es difícil. Somos una empresa familiar, estuvimos un año sin trabajar por la pandemia, hay colegas que tuvieron que cerrar todo lo que eran sus sueños, y en honor a ellos uno también intenta remarla”.
Y se permite soñar: “Nosotros somos sobrevivientes, que ya es mucho, y esto es un premio a todo el trabajo, nos enorgullece mucho. Ojalá el día de mañana podamos ser una de las marcas más grandes de Argentina y que todos se sientan orgullosos de un producto nacional”.
Leonardo Olmos, de 34 años, es el pensador y fundador de esta empresa, que ya aterrizada en la Primera Nacional, busca expandir sus horizontes. “Como en esta región no hay fábricas, vimos un nicho de mercado y la oportunidad y arrancamos: los clubes tienen otras disciplinas y no había una marca que cubriera otras disciplinas. Por eso apuntamos a ese mercado a pesar de que no sea tan fuerte como el fútbol, porque nos iba a consolidar como marca”, le cuenta el cordobés a Marketing Registrado, sobre los inicios de Athletic.
Leonardo es jugador de fútbol amateur y aunque estudió abogacía, su presente lo encuentra bastante lejos de los tribunales. Eso sí, como un buen abogado, no deja nada librado al azar. “Yo soy muy detallista, me gusta reunirme, hacer un estudio de mercado, ver dónde vamos a trabajar. Nosotros queremos que el club que vestimos crezca y sea una marca, su propia marca, es lo que funciona en los grandes de Europa y a nivel mundial”, asegura.
Y sigue: “Todo eso conlleva numerosas reuniones, un arduo trabajo, conocer todo, desde cómo trabajan los utileros hasta las necesidades básicas que tienen los entrenamientos, y con todo eso finiquitamos el armado de la indumentaria, ya sea de fútbol o de las demás disciplinas de los clubes”. Ambicioso. Claro, esa ambición fue la que llevó a su marca de los equipos de Alma Fuerte a la segunda categoría del fútbol argentino, posibilidad que de hecho, ya se veía venir.
“Nosotros teníamos antes de la pandemia una licitación en Platense pero la perdimos por la chapa de una marca internacional. Empezamos a cubrir clubes de AFA pero la parte amateur que no cubren las otras marcas, por eso estábamos en el ruedo de cómo manejarse”, revela. Desembarcar en Jujuy no fue una sorpresa, pero sí sacarse la espina clavada dos años antes.
“Nos encontramos con un club en pleno cambio de dirigencia y querían unificar la ropa, el hecho de contemplar todos los deportes fue lo que nos hizo sacar diferencia sobre las otras marcas que estaban como alternativas para vestir al club”, afirma sobre la llegada al Lobo. ¿Córdoba? ¿Buenos Aires? No es una obsesión. “Acá hay 4 o 5 clubes importantes y todavía no tuvimos la suerte, pero nadie es profeta en su tierra. Y con respecto a Buenos Aires, si bien se concentra y se masifica todo, el mercado de venta del interior es mejor porque hay más población y menos cantidad de clubes”, argumenta.
Sin los recursos de una multinacional, el trabajo es a pulmón, y eso también le aporta un valor agregado. Así lo entiende el propio Olmos: “En general nos lleva entre 6 y 8 meses armar todo para luego trabajar en conjunto por dos o tres años, no lo vemos solo como fabricar la ropa, mandarla y listo, nos reunimos con la institución, utileros, jugadores, casas de ropa de deportes… todo eso te complementa y te va haciendo crecer”.
Y si bien el contexto económico de Argentina no es el más favorable, el creador encuentra en la industria nacional otro plus: “Más allá de factores como la devaluación y que algunos insumos estén a precio dólar por ser importados, ser una marca nacional es una ventaja porque vemos que no hay competencia en el rubro: por ejemplo, en la Primera Nacional hay clubes que se visten con marcas internacionales que son franquicias. Con nuestra marca te estás vistiendo con un producto nacional que tiene un sello internacional”.
Igual, al mismo tiempo reconoce que “como empresa argentina corrés de atrás porque competís contra el nombre”, aunque también es consciente de que “si de a poquito logramos cubrir las demandas de los clubes tenemos un gran horizonte por delante”. Y saca pecho: “Confiamos en el producto, en la logística, tenemos un sistema interno creado por la empresa que se lo damos al club para que tenga un control interno de la indumentaria”.
Por último, Leonardo Olmos destacó no solo el crecimiento exponencial de Athletic Argentina sino también el mérito de haber vivido -y sobrevivido- el proceso. “Hay que darle valor a lo que es fabricado en Argentina, es muy difícil y tedioso hoy en día, la materia prima, la mano de obra… la industria textil es complicada, tener un emprendimiento en Argentina es difícil. Somos una empresa familiar, estuvimos un año sin trabajar por la pandemia, hay colegas que tuvieron que cerrar todo lo que eran sus sueños, y en honor a ellos uno también intenta remarla”.
Y se permite soñar: “Nosotros somos sobrevivientes, que ya es mucho, y esto es un premio a todo el trabajo, nos enorgullece mucho. Ojalá el día de mañana podamos ser una de las marcas más grandes de Argentina y que todos se sientan orgullosos de un producto nacional”.