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DOOM: The Dark Ages | El rey de los FPS está de vuelta y más épico que nunca

DOOM: The Dark Ages | El rey de los FPS está de vuelta y más épico que nunca
Viernes 16 de Mayo de 2025
Cuesta mucho hablar sobre videojuegos sin eventualmente caer en DOOM. La franquicia creada por id Software en 1993 forma parte de los cimientos de esta industria y posee un merecido lugar en el olimpo del gaming junto a íconos como Mario Bros o The Legend of Zelda. Es por esto, que cada nueva entrega representa un evento a escala global en el mundo de los videojuegos como no ocurre con frecuencia y, tratándose de una franquicia de una trayectoria prácticamente intachable, las expectativas suelen volar por los aires. Pero, ¿está The Dark Ages a la altura de sus predecesores?

La respuesta es simple: Si. The Dark Ages no solo se encuentra a la altura de sus entregas previas, sino que representa el punto más alto junto a la anteúltima entrega lanzada en 2016, de una franquicia que no puede estar pasando un mejor momento. Desde que abrimos el juego, aparece el logo en pantalla, leemos “Presione una tecla para continuar” y suenan las primeras notas de violín, la banda sonora se encarga de dejar en claro qué es lo que vamos a encontrar a continuación: más de 20 hs de épica y destrucción desenfrenadas.

DOOM: The Dark Ages, nos pone una vez más en la piel del Slayer, esta vez con una estética medieval, para vivir los sucesos ocurridos entre DOOM 64 y DOOM 2016.

Lejos de sentirse más de lo mismo, esta nueva entrega abraza las nuevas ideas, y nos presenta la propuesta más fresca y diferente de toda la franquicia, con una enorme cantidad de modificaciones que, de no ser por la maestría del equipo de id Software, podrían haber resultado en un caos absoluto, pero que conviven a la perfección, sin perjudicar en absoluto a la esencia de la franquicia. El nuevo juego de id Software no teme realizar cambios en la exitosa fórmula de sus dos antecesores y la modifica casi por completo, con alteraciones tanto en jugabilidad y mecánicas, como en diseño de mapas e interfaz.

La primera diferencia que vamos a notar tan pronto como comencemos a jugar será nuestro protagonista. The Dark Ages abandona por completo la versión ágil y liviana del Slayer de las entregas previas, y lo transforma en un tanque duro y pesado, limitando sus movimientos, en pos de aumentar su resistencia y capacidad destructiva.
Nuestro personaje resulta en una aplanadora que provoca un estruendo con cada paso y que deja atrás el dash, y la capacidad de esquivar ataques enemigos mediante el movimiento para dar lugar a la incorporación más significativa del juego, el escudo.

El escudo representa un game changer total, ya que no solo va a permitir cubrirnos de los ataques enemigos y hacerles parry al alzarlo en una ventana de tiempo determinada eliminando la necesidad de movernos para esquivar en combate, sino que también podemos utilizarlo como arma al arrojarlo, lanzarnos sobre nuestro enemigos, accionar botones y trasladarnos a ubicaciones lejanas. Otra incorporación importante son las armas melee, las cuales nos permiten acabar más fácilmente con la armadura de nuestros enemigos, así como realizar finishers y obtener items. Lamentablemente, la incorporación de estas, viene acompañada de la simplificación de uno de los elementos distintivos de las dos entregas anteriores, las Glory Kills. En este caso, salvo en contadas excepciones, vamos a estar limitados a un golpe o patada de frente para dar el golpe final a nuestros enemigos, lo que es una lástima, dado que, con la creatividad del resto de los elementos del juego, hubieran sido interesantes de ver.


Por supuesto que si de incorporaciones se trata, no podemos dejar de mencionar dos de los elementos que llevaron todas las miradas de ese primer trailer en Junio del año pasado: El mecha y el dragón. Utilizar al mecha es realmente una fiesta de sangre y destrucción. Lejos de resultar aburridos o toscos, los combates con los titanes enemigos son rápidos y brutales. Cada golpe dado o recibido por nuestro robot gigante se siente real, y despedazar titanes a puño limpio, es una experiencia fantástica. No disfrutaba tanto de manejar un mecha desde la campaña del increíble Titanfall 2. Punto aparte para el sistema de desmembramiento de enemigos, que durante todo el juego se siente increíble.

Lamentablemente, el dragón se encuentra en la vereda opuesta, y resulta en uno de los puntos más flojos del título. Manejarlo no resulta tan placentero como al mecha, y su control, aunque preciso, se siente completamente carente de peso, a diferencia de cualquier otro elemento del juego. Aunque las persecuciones disparando una ametralladora son disfrutables, el combate con enemigos fijos montados en el dragón se siente poco creativo. Pero no todo es negativo, ya que igualmente logra brindarnos momentos épicos, tanto en secuencias jugables como cinemáticas.

Además de la enormidad de contenido nuevo, The Dark Ages se encarga de mejorar cada uno de los puntos flojos de su antecesor, como darle a las arenas de combate espacios más amplios para evitar trabarnos y perder peleas por culpa del entorno, y deshacerse de las plataformas que resultaban su punto más bajo.

En lo que a narrativa respecta, al igual que en todas las entregas anteriores, la misma representa una mera excusa para invitarnos destrozar todo a nuestro paso mientras asesinamos demonios. En este caso, se encuentra mucho más enfocada en agigantar la figura del Slayer, limitándose a brindar los motivos suficientes para involucrarlo en secuencias espectaculares.

Pero es en la historia donde encontramos tal vez el cambio más fuerte de la entrega, ya que al igual que sucedió con God of War en 2018, el juego no solo está plagado de cambios a nivel jugabilidad y mecánicas, sino que a través de la narrativa, abre la puerta a nuevos horizontes y posibilidades, las cuales no nombraré a continuación para enviar spoilers, pero que evitarán, eventualmente, el agotamiento de una franquicia cuya historia gira en torno al combate con los ejércitos del infierno desde sus inicios.

El apartado visual del título es absolutamente demencial. Los efectos de iluminación, y la inmensidad de partículas en el ambiente, combinados con un arte digno de las mejores obras de fantasía oscura y ciencia ficción, nos mantienen sin poder creer lo que estamos viendo durante todo el juego. Sensación que no se limita solo al impacto inicial, sino que deja de aumentar nivel a nivel.

Cada uno de los escenarios se siente vivo, y no solo por estar, en su grán mayoría, cubiertos de tentáculos, vísceras, sangre y dientes con un trabajo de texturas sobresaliente, sino por la cantidad de cosas sucediendo a nuestro alrededor con las que nos vamos a encontrar en todo momento. Sin importar si estamos en un pueblo medieval, el espacio o el mismísimo infierno, siempre vamos a encontrar una situación increíble llevandose a cabo, independientemente de donde elijamos mirar con nuestro personaje.

Secuencias que en DOOM: Eternal captaron nuestra atención por lo espectaculares que resultaban, no sólo están presentes en cada uno de los mapas de The Dark Ages, sino que representan una porción ínfima de las cosas que podemos apreciar en estos.

Siendo que la trama se desarrolla en medio de una guerra entre dos bandos, secuencias de combate increíbles se llevan a cabo a nuestro alrededor permanentemente. La imagen de un Titán combatiendo con un mecha de fondo, en un campo de batalla en llamas completamente arrasado por la guerra, es absolutamente increíble.

Por último, es importante destacar que estamos ante la entrega de la franquicia con escenarios más variados, donde no solo casi ningún nivel se lleva a cabo en el mismo lugar que el anterior, sino que se desarrollan en biomas completamente diferentes, pero igualmente hermosos.

En cuanto a diseño nos encontramos ante el título más creativo de toda la saga.

El diseño de niveles, que en esta oportunidad abandona la linealidad total de los mapas de los juegos anteriores y opta por mundos semi abiertos, resulta fantástico. Alternando entre secciones de exploración, puzzles, arenas de combate, desafíos y hasta dungeons al mejor estilo Elden Ring, cada nuevo nivel representa un mundo nuevo ante el cual quedar perplejos por la cantidad de contenido en pantalla y la belleza con la que están construidos.

Por otro lado, el arte de objetos y armas es precioso, donde se optó por un rediseño que encaje con el estilo medieval del juego para las armas ya conocidas, y la incorporación de varias nuevas, como la alucinante Pulverizer, la cual representa, posiblemente, uno de los diseños de arma más increíble de la historia de los videojuegos.

En lo que a tutoriales respecta, nos son presentados de una forma mucho más agradable que en juegos anteriores, haciéndonos participar de un pequeño desafío durante el combate siguiente a conseguir una habilidad o arma nueva, en lugar de sacarnos del nivel para enseñarnos a usarla.

El diseño de sonido representa uno de los puntos más altos del título y nos permite sumergirnos completamente en el universo que estamos explorando. Explosiones, disparos, golpes, crujidos de madera, y miles de sonidos más por doquier, dotan al juego de un realismo absoluto y nos permiten disfrutar de todo lo que está sucediendo a nuestro alrededor. Disparar algunas de las armas, como el Acelerador, resulta en una experiencia completamente placentera, y el trabajo fenomenal de audio, nos permite sentir el impacto de cada uno de los golpes cuerpo a cuerpo que damos.

Mención aparte para la banda de sonido. El trabajo de Finishing Move es descomunal. Cada canción es una maravilla que nos acompaña durante toda la campaña y dota cada nivel de una espectacularidad total.


DOOM: The Dark Ages es un juego centrado 100% en el disfrute, que evita mecánicas molestas o poco amigables para el usuario y no prioriza el desafío por sobre la diversión, lo que se agradece. Aunque igualmente, si somos de los usuarios que busca una experiencia más desafiante, el juego poseé un abanico gigantesco de opciones de accesibilidad que nos van a permitir modificar cada uno de los aspectos del juego, nuestro protagonista y los enemigos, para adaptarlo a nuestra manera de jugar.

Disfruté cada segundo de esta nueva entrega. Alrededor de 25 horas de juego en las que no pude despegar los ojos de la pantalla y que sufrí cada vez que tuve que dejar de jugar. Una obra maestra, que aunque no ejecuta todos sus cambios de fórmula con el mismo nivel de excelencia, no va a lo seguro y se anima a tomar riesgos, resultando no solo en una de las mejores entregas de su franquicia, sinó del género en general. Una joya más en el portfolio de un estudio que desde hace muchísimos años, nos viene deleitando con trabajos fenomenales.

Puntaje: 9.5/10

Revisado en PC por Nahuel Leandro (@thenawguy)