Jueves 26 de Junio de 2025
Lo que parecía una celebración por el histórico empate 1-1 ante Boca Juniors en el Mundial de Clubes se ha convertido en un dolor de cabeza para Auckland City. Si bien el arquero suplente Sebastián Ciganda había anunciado que el premio del único punto cosechado en la fase de grupos se repartiría entre el cuerpo técnico y el plantel, surgió un inesperado contratiempo: un tire y afloje entre el club y la Federación de Fútbol de Nueva Zelanda por la distribución del dinero. Los Navy Blues deben acordar con NZ Football cómo repartir su porción del pozo total de mil millones de dólares que entrega la FIFA, estimada en alrededor de un millón de dólares estadounidenses.
El conflicto reavivó viejas discrepancias sobre la administración de fondos en el fútbol neozelandés, sin señales claras de resolución. Las partes iniciaron la mediación a fines del año pasado, pero aún no han llegado a un acuerdo, principalmente por la incertidumbre respecto al monto final que recibirá Auckland City. Por clasificarse al torneo, el equipo ya contaba con 3.58 millones de dólares, y el empate frente al Xeneize agregó un bonus que podría superar el millón, un alivio significativo considerando que sus ingresos anuales no pasan de los 667 mil dólares.

El contraste entre los mundos financieros del fútbol es notable en este caso. Mientras una estrella del Bayern Múnich gana más de 500 mil dólares semanales, los jugadores de Auckland City reciben hasta 150 dólares neozelandeses (apenas unos 90 estadounidenses), el máximo permitido por las normativas federativas para gastos elementales. El plantel está compuesto por "trabajadores de la pelota": profesores como Christian Gray (autor del gol del empate), choferes de montacargas, vendedores y agentes inmobiliarios, quienes volverán a sus actividades comunes al regresar a Nueva Zelanda.
Auckland City tiene una larga historia en el Mundial de Clubes, habiendo participado en algunas de las ediciones previas cuando el certamen se organizaba anualmente con premios menores. En ese formato anterior, la costumbre era repartir el ingreso: el club conservaba la mitad y el resto se distribuía entre sus rivales del torneo local. Sin embargo, con los montos actuales más abultados, este esquema derivó en tensiones con la federación. El reglamento vigente obliga a los equipos a ceder los derechos económicos del premio al ente rector, que los gestiona antes de aplicar un sistema consensuado de reparto. Mientras continúa la mediación, tanto el director general Gordon Watson como el director ejecutivo de NZ Football, Andrew Pragnell, mantienen cautela sobre los detalles, aunque Pragnell aseguró que Auckland City "no solo no debería perder dinero, sino que también debería recibir una buena recompensa".
El conflicto reavivó viejas discrepancias sobre la administración de fondos en el fútbol neozelandés, sin señales claras de resolución. Las partes iniciaron la mediación a fines del año pasado, pero aún no han llegado a un acuerdo, principalmente por la incertidumbre respecto al monto final que recibirá Auckland City. Por clasificarse al torneo, el equipo ya contaba con 3.58 millones de dólares, y el empate frente al Xeneize agregó un bonus que podría superar el millón, un alivio significativo considerando que sus ingresos anuales no pasan de los 667 mil dólares.


Te puede interesar:Argentinos Juniors presentó sus nuevas camisetas de la mano de Umbro
El contraste entre los mundos financieros del fútbol es notable en este caso. Mientras una estrella del Bayern Múnich gana más de 500 mil dólares semanales, los jugadores de Auckland City reciben hasta 150 dólares neozelandeses (apenas unos 90 estadounidenses), el máximo permitido por las normativas federativas para gastos elementales. El plantel está compuesto por "trabajadores de la pelota": profesores como Christian Gray (autor del gol del empate), choferes de montacargas, vendedores y agentes inmobiliarios, quienes volverán a sus actividades comunes al regresar a Nueva Zelanda.
Auckland City tiene una larga historia en el Mundial de Clubes, habiendo participado en algunas de las ediciones previas cuando el certamen se organizaba anualmente con premios menores. En ese formato anterior, la costumbre era repartir el ingreso: el club conservaba la mitad y el resto se distribuía entre sus rivales del torneo local. Sin embargo, con los montos actuales más abultados, este esquema derivó en tensiones con la federación. El reglamento vigente obliga a los equipos a ceder los derechos económicos del premio al ente rector, que los gestiona antes de aplicar un sistema consensuado de reparto. Mientras continúa la mediación, tanto el director general Gordon Watson como el director ejecutivo de NZ Football, Andrew Pragnell, mantienen cautela sobre los detalles, aunque Pragnell aseguró que Auckland City "no solo no debería perder dinero, sino que también debería recibir una buena recompensa".
